En enero se disparan los artículos de ocasión, la última oportunidad o el todo al 50%. Pero las compras no existen sólo en Rebajas, el periodo navideño es un punto fuerte para que, con o sin excusa, compremos más que en otras épocas. De repente estamos llenos de cosas innecesarias, desechables o en exceso costosas, que pueden poner a tambalear nuestra economía.
Sin embargo, hay datos que van más allá del hobby más cotizado del siglo XX: comprar. Según las últimas informaciones procedentes del Hospital Universitario de Bellvitge en Barcelona, entre un 6 y un 7% de la población general en todos los países desarrollados sufre trastorno de compra compulsiva.
Una patología que afecta a personas de mediana edad, alrededor de los 40 años, aunque los síntomas suelen aparecer a los 18, según explica a EL MUNDO Susana Jiménez, responsable de la Unidad de Juego Patológico y otras Adicciones Comportamentales de este hospital.
Sus características principales son: comprar recurrente y compulsivamente, algo que genera malestar en la persona provocando incluso deudas económicas. Para que se considere una patología ésta ha de ser una conducta estable.
Según diferentes estudios, afecta por igual a hombres y a mujeres; la única diferencia, explica la experta, está en en el tipo de artículos que adquieren unos y otras.
Las mujeres se decantan por ropa, perfumes o joyas, mientras que los hombres prefieren material informático, productos de electrónica o música. Pero pese a esta igualdad, las mujeres son las que más van a consulta. “Generalmente, llegan a acompañadas de un familiar, ya que no aceptan el problema totalmente.
No obstante y pese a todos los infinitos debates que han existido, los expertos señalan que no se puede llamar trastorno a este problema, ya que el DSM V (el manual considerado la biblia de los psiquiatras) no lo incluye como tal.
Aunque esta conducta se asemeje a otras relacionadas con el control de los impulsos como las drogodependencias, “lo importante es que se expresa como compulsión en algunos trastornos obsesivos, y se manifiesta en muchos trastornos afectivos (ansiedad y depresión) y de personalidad (trastorno límite)”.
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