juan carlos rivera
Fotografía cedida por la familia Rivera donde aparece el colombiano Juan Carlos Rivera Cerón, de 37 años, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en una zona fronteriza de Arizona cerca de las 9 de la mañana (hora local) del pasado 24 de febrero. EFE/Familia Rivera

Los Ángeles, 8 mar (EFE).- La familia de un colombiano que murió en febrero pasado tras caer del muro fronterizo entre Estados Unidos y México busca esclarecer el trágico hecho, que se suma a un luctuoso récord que indica que solo en 2021 se registraron más de 650 migrantes fallecidos a lo largo de esta línea divisoria.

El cuerpo de Juan Carlos Rivera Cerón, de 37 años, fue encontrado en una zona fronteriza cerca de las 9 de la mañana (hora local) del pasado 24 de febrero.

«Todo ha sido una pesadilla. No hemos podido saber exactamente qué pasó y por qué lo dejaron botado, solo», dijo Jhon Escudero Cerón, hermano del migrante, en una conversación telefónica con Efe desde Colombia.

«Estamos buscando la forma de que investiguen qué pasó, que nos dejen ver las imágenes de las cámaras de seguridad», agregó.

Rivera fue hallado por oficiales de la Patrulla Fronteriza de EE.UU., que llamaron a las autoridades locales para que les ayudaran. El migrante estaba «en medio de dos cercas fronterizas», explicó a Efe el teniente Marco Santana del Departamento de Policía de San Luis, Arizona.

Añadió que aunque el servicio de emergencia acudió al sitio no se pudo hacer nada por el migrante, quien fue declarado muerto en el lugar.

Se cree que el hombre sufrió un golpe fuerte en la cabeza por una caída. «Al parecer estaba escalando la (segunda) cerca y al perder el equilibrio cayó y se golpeó», describió Santana.

«ENGAÑADO» POR UN COYOTE

Su hermano cuenta que Rivera les dijo, el pasado 23 de febrero, que estaba cerca de la frontera con un coyote y que la batería de su teléfono estaba por acabarse.

«¿Por qué lo dejaron solo?», se pregunta Escudero, y añade que dicho guía nunca habló a su hermano de un muro que tenía que escalar.

«Mi hermano nos dijo que lo iban a dejar en un lugar donde los agentes fronterizos lo encontrarían y él se podía entregar» para comenzar un proceso de asilo, sostuvo.

Agregó que supuestamente su hermano viajaba con otros migrantes, pero de esas personas no sabe nada.

Esta incertidumbre llevó a Escudero y a su familia a solicitar a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que les permitan observan las imágenes de las cámaras que vigilan la barrera fronteriza para entender lo que pasó.

Efe pidió información a CBP sobre el caso, pero al momento de esta publicación no había contestado.

El año pasado se registró un récord de al menos 650 migrantes fallecidos en la frontera, el más mortífero desde que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) comenzó a llevar esos registros en 2014.

Más de 200 muertes ocurrieron a lo largo de la frontera en Arizona, según el grupo de defensa Humane Borders y la Oficina del Médico Forense del Condado de Pima.

Y no todas las muertes ocurren por accidentes o por las duras condiciones desérticas.

La CBP informó a fines de febrero que un inmigrante mexicano falleció a causa de los disparos de uno de sus agentes al intentar escapar en una zona agreste, unos 50 kilómetros al noreste de Douglas (Arizona).

EL COLOMBIANO CONOCÍA DE OTRA TRAGEDIA

Rivera, padre de tres niños de 10, 6 y 3 años, partió de su casa en Bogotá (Colombia) el 21 de febrero hacia Cancún (México), y después Mexicali, en la frontera con EE.UU., donde se encontró con el coyote que supuestamente le ayudaría a pasar por Arizona.

Fotografía cedida por la familia Rivera donde aparece el colombiano Juan Carlos Rivera Cerón, de 37 años, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en una zona fronteriza de Arizona cerca de las 9 de la mañana (hora local) del pasado 24 de febrero. EFE/Familia Rivera

Este sector de la frontera también truncó las esperanzas de la colombiana Claudia Marcela Peña, de 37 años, quien murió con su hija, María José Sánchez, de 10 años, el pasado 28 de agosto.

De esa travesía solo quedó vivo el hijo menor de la mujer, Cristian Pinzón, de 3 años, cuando todos trataron de cruzar el desierto, evadiendo la valla fronteriza.

Los tres iban a encontrarse con el esposo de Peña, quien reside en Florida. Aunque la mujer trató de pedir ayuda por teléfono se quedó sin batería, lo que dificultó el trabajo de los equipos de rescate, que solo encontraron con vida al infante.

Escudero asegura que la familia, entre ellos su hermano, sabían de la tragedia de los Peña, por lo que trataron de evitar que el migrante atravesara el desierto. «Lo engañaron», aseveró.

Debido a la situación económica de la familia, nadie pudo viajar a Estados Unidos a reclamar el cuerpo de Rivera. Los parientes están esperando reunir cerca de 10.000 dólares que cobra una funeraria de Arizona por hacer los trámites y enviar los restos a Colombia.

Lamentan que el Gobierno colombiano no los haya ayudado económicamente. Tampoco tienen quién reclame los objetos personales del migrante en San Luis (Arizona).

«Es muy triste que (Rivera) haya tenido que morir lejos de su familia y de sus hijos. No queremos que se quede por allá; tenemos que traerlo de regreso a su hogar y pedimos que nos ayuden», clamó su hermano.

Ana Milena Varón

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