Integrantes de la guardia indígena cargan el féretro del concejal y líder indígena Wilson Bomba Piamba este sábado, durante su funeral en el municipio de Caldono (Cauca). EFE/ Ernesto Guzmán

Caldono (Colombia), 19 mar (EFE).- A ritmo de tambores, con flores y el verde y rojo de la guardia indígena, el pueblo de Caldono despidió este sábado a Wilson Piamba, un líder indígena nasa y concejal de este pueblo del suroeste de Colombia que fue asesinado el pasado miércoles a tiros por un grupo armado.

«Hoy tengo que despedirlo, tengo que despedir ese cuerpo, que ya no va a estar con nosotros, pero sí sus sueños», alegó, entre lágrimas, la esposa de Piamba, Melani Patiño, durante el homenaje que se ha hecho a este comunero en el parque de este pueblo.

Piamba, que según su esposa fue «un hombre noble, cariñoso, respetuoso, un excelente padre, esposo, hijo», «quería mejorar la calidad educativa de nuestros jóvenes, la violencia nos azotaba mucho».

Este líder indígena, que era también autoridad tradicional, había solicitado un esquema de seguridad a la Unidad Nacional de Protección (UNP), que se encontraba en análisis y reevaluación.

Pero el miércoles fue asesinado cuando hombres armados atacaron una comitiva de la guardia indígena.

Una mujer indígena llora frente al féretro del concejal y líder indígena Wilson Bomba Piamba este sábado, durante su funeral en el municipio de Caldono (Cauca). EFE/ Ernesto Guzmán

«Estamos viviendo un momento bastante complejo en el territorio de Caldono», explicó a EFE el alcalde de este municipio, José Vicente Otero, quien aseguró que hechos como este no resultan extraños y «se vienen registrando desde hace muchísimos meses».

«Hay una confrontación armada entre grupos al margen de la ley que se disputan el territorio», dijo el alcalde, quien explicó que la comitiva de Wilson quedó atrapada entre un ataque entre la guerrilla del ELN y disidencias de las FARC: «Fueron a hacer el ejercicio de control territorial y ahí fue vilmente asesinado por armas».

Esto a pesar del supuesto cese al fuego que han declarado las disidencias de las FARC y que el ELN se encuentre sentado en una mesa de negociación para alcanzar la paz, y de las buenas intenciones del Gobierno de acabar con el conflicto en Colombia.

«La gente ya está desesperada y no aguanta más», dijo Otero, que consideró que «siguen aumentando los muertos, las persecuciones, la estigmatización y, sobre todo, la persecución a la población indígena».

En ese sentido, también habló de la juventud del pueblo, la que defendía Wilson, y que está buscando opciones para no caer en los grupos armados y que, ante el olvido estatal, trabajan para mejorar sus territorios y oportunidades.

El último adiós a este líder indígena comenzó en su casa, con un grupo de niños tocando tambores, tras lo cual el féretro fue paseado por una marea de personas, con flores y banderas de la guardia indígena por todo el pueblo para finalmente ser «sembrado» en el cementerio en una sentida ceremonia.

Integrantes de la guardia indígena formaron cerca al féretro del concejal y líder indígena Wilson Bomba Piamba este sábado, durante su funeral en el municipio de Caldono (Cauca). EFE/ Ernesto Guzmán

«Él me enseñó que los príncipes que uno ve en la televisión sí existían porque él lo fue», repetía su esposa, que le decía entre sollozos: «Amor, eran tantos tus sueños; tantas noches llegabas con nuevas ideas, con nuevas propuestas, todo en beneficio de la comunidad, a veces ni pensabas en ti».

Piamba forma parte de una triste lista de líderes sociales asesinados en Colombia, que este año se sitúa ya en 28, según los registros del Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz).

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