Fotos tomadas de Twitter.

El salto imposible de cientos de trabajadores de una fábrica de Apple en China para evitar el confinamiento obligatorio, fue la gota que desbordó las protestas contra la presión filosa de las autoridades que cercan ciudades enteras ante unos pocos casos de Covid-19 , o que envían a los enfermos a centros de atención con medidas estrictas de vigilancia. Casi como un centro de reclusión.

Los jóvenes chinos comenzaron entonces a marchar, en unas jornadas inéditas en un país caracterizado por el bloqueo marcial ante protestas callejeras.

Nada detuvo las caminatas ni los carteles ni las arengas contra el confinamiento. Los manifestantes no pedían ni cambio de gobierno, ni caída de régimen, solo que acabaran esas acciones de hierro contra el menor asomo de casos de Covid-19.

La gente ya no podía estar segura en su empleo o en su casa. Ante la menor alarma de virus, los trabajadores eran confinados en las fábricas (justo lo que provocó la insólita huida de las instalaciones de Apple en Zenghou) o se debían someter a órdenes y traslados arbitrarios por parte de los cuerpos de seguridad.

Sin embargo, ante la multitud inesperada, las protestas llenaron las calles de Pekín y otras siete ciudades importantes. Al punto que el gobierno de Xi Jinping y las cabezas del partido comunista comenzaron a ver estas protestas como un peligroso deslizamiento que iba a tocar la estructura misma del Estado y de gobierno.

La tormenta creció inevitable el pasado 24 de noviembre en la ciudad de Urumqi, donde fallecieron diez personas como consecuencia del incendio en un edificio residencial.

La opinión pública culpó al gobierno, pues la ciudad estaba bajo medidas extremas anticovid y según denuncias, las personas murieron porque las medidas les impidió escapar de las llamas.

Así las cosas, todo se complicó y consecuencia de ello y en un intento por aplacar el descontento y la rabia, el gobierno decidió bajarle a la intensidad con el trato al Covid-19 flexibilizando las medidas y permitiendo mayor movilidad y autonomía de los ciudadanos.

El pronunciamiento del gobierno permite que las personas se recuperen en casa; no se van a sitiar las ciudades con comandos policiales y se garantizará la adquisición pública de pruebas caseras para detectar el Covid -19 , entre otras decisiones.

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Redacción Minuto30

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