Colombia es el claro ejemplo a nivel internacional, de lo que no se debe hacer en política minera y legislación punitiva, pues la falta de eficiencia y sanciones ejemplares para quienes actúan en contra del medio ambiente y desarrollo económico del país, no solo son vergonzosas, sino que alientan a los delincuentes a sobrepasar las normas.

La falta de pantalones se la hemos imputado a las deficiencias en seguridad y recuperación del territorio, en las zonas que son de difícil acceso para la fuerza pública, con presencia de grupos criminales que ven en el negocio de la extracción ilícita de minerales, la posibilidad de continuar financiando la brutalidad del conflicto colombiano, el cual NO cesará con el acuerdo de paz, ni con mil desmovilizaciones más, hasta tanto no tengamos un gobierno nacional, que comprenda que el oro ilegal es más rentable que la coca, y con panaderías y cursos de carpintería, no podrá resocializar a quienes se acostumbraron al deslumbrante peso de la venta de minerales.

La extracción criminal, logró convertir la ilegalidad de los grupos armados, en franquicias ofrecidas cual cadena de restaurantes internacionales, en donde existe la feria de entrega de ríos y montañas, protegidas con el fusil de la infamia y la derrota del medio ambiente y el futuro de nuestros ecosistemas.

Lo que siempre me genera asombro, es que estas zonas del país, incluso de fácil acceso, no se ven los movimientos anti mineros, protestando, haciendo marchas, replantando las redes sociales de panfletos y ridiculización a quienes explotan.

¿Será que el presupuesto de la izquierda y auspicio electrónico de los nuevos dueños de la verdad pública y moralidad estatal “Farc”, no alcanza para afrontar la ilegalidad, y la necesidad de intervención urgente social?

Esos esfuerzos de macro “conciencia” están direccionados únicamente en ponerle zancadillas a las empresas legales que deben tener licencia ambiental, pagos de impuestos, cánones superficiarios, salarios dignos para sus empleados, compra de maquinaria de optimización y recirculación hídrica y proyectos sociales de apoyo a las comunidades.

Algo que si debemos reconocer de esta “conciencia” y sus defensores militantes de la izquierda en cualquiera de sus ramas, es que para convocar, convencer y armar de odio a la población, son expertos sin igual, con discursos pasionales que hasta pueden hacer llorar. Sin embargo de lo importante, lógica, coherencia, verdad y TRABAJO, poco o prácticamente nada.

Muchos en el sector privado piensan esto, incluso en el gobierno nacional, pero el temor en llamar las cosas como son, y disfrazarlas de entendimiento y “oposición” natural, tienen coartada la expresión de la lógica jurídica, técnica y ambiental. Es como un miedo arraigado en enfrentar a quienes por razón tienen la pasión, de supuestos que jamás pasaran, pero se aferran a creer que así será para tener una razón de vivir.

A quienes nos dedicamos a la prominería CON URGULLO, y nos ponemos el casco por el desarrollo económico y extractivista del país, nos llegan cientos de comentarios, insultos y acusaciones a las redes sociales y correos; en su mayoría de perfiles falsos, manipulados y manejados por la incitación a un país sumido en la pobreza y la miseria, solo unos poquitos se atreven a dar la cara, y quienes lo hacen, más poquitos aún, se atreven al debate de argumentos, y no de acusaciones ridículas. La anti minería parece ser la mejor forma de campaña actual, mueve, convence y ridiculiza, sin embargo, cuanto no tengamos presupuesto para las cosas que paga la minería en Colombia, ¿será que los mismos promotores políticos, darán las ideas revolucionarias para construir un país competitivo?

La protesta social por la minería, está generando la necesidad urgente de un control eficiente para la participación ciudadana, NO para limitarla, sino para determinar con parámetros técnicos y científicos, si existe razón para preguntar la viabilidad de un proyecto minero o petrolero, pues al paso que vamos, el país no tendrá ni recursos para explotar, ni presupuesto para consultas, ni mucho menos para ciencia, salud y tecnología. Directo al subdesarrollo, muchas gracias.

Mientras tanto, el limbo jurídico, y la inseguridad generada por las decisiones de la Corte Constitucional, y la falta de coherencia del gobierno nacional, que en privado apoya el sector minero, le dedica poemas y alienta la inversión, pero en público no fue capaz de generar una agenda legislativa seria y una política de Estado motivadora para quien soportó 10 billones de pesos de los ingresos en los últimos ocho años, tendremos la puerta a la extracción ilegal, abierta de par en par, con la ventaja que no tiene contradictores diferentes a las empresas legales, que no le hacen marchas, ni mucho menos bloquean para continuar modelando y estructurando un proyecto de importancia para el país por su generación de empleo y ganancias.

Los más beneficiados con las consultas populares son los extractivistas ilegales, tiene a su favor el peso de la armas, el miedo en la población, la inexistencia del control del territorio, e incluso ya con información de áreas exploradas, que no pudieron convertirse en proyecto, dado que a un genio de la moral pública, le dio por decir que matarían los ecosistemas, sin leer por una única vez en la vida un Estudio de Impacto Ambiental.

Necesitamos que en Colombia impere la lógica, no los gritos, la razón técnica y no los supuestos de sueños contaminados, el desarrollo de las políticas públicas y no las trabas para generar empleos de calidad; quizás comenzando por ordenar la casa, podamos garantizar lo URGENTE que es cero tolerancia con los bandidos de la extracción ilegal de minerales.

El próximo presidente de este país, debe tener una política de total persecución, castigo y guerra directa en contra de quienes explotan el territorio sin permiso; las perdidas en recursos del Estado son millonarias, pero más allá, las perdidas ambientales son irreparables, sin que exista quien responda por los vertimientos, cierres y abandonos, reforestación y apoyo a la comunidad.

Tal como estamos hoy, la posibilidad de atacar a quienes se apropian de los recursos de la nación, es casi nula, mientras el foco de atención sea la industria legal, la geología técnica y la ingeniería ambiental que demuestra las posibilidades de mitigaciones responsables con el futuro de los colombianos.

Invitamos sin reparo alguno, a los ilegales a vivir de la extracción de minerales como reyes, eliminamos la gestión del territorio y nos decidimos a echar como perros, a las empresas que traían inversión, empleo y posibilidades para el desarrollo económico, en su lugar, con la excusa agrícola, dejamos el camino libre para más coca y explotación irracional. Ya el tiempo lo dirá.

@juancaval

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Redacción Minuto30

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