Una de las facetas que más atesoro como autora, es la de escribir guiones de teatro. Me apasiona llevar mensajes poderosos y con conciencia social a través de docenas obras de que he presentado en diversos países por más de una década.

Hay un monólogo que escribí para la serie de Monólogos del Corazón que iba a presentar hace mucho tiempo y no lo hice. Hoy, en esta columna, les voy a presentar parte de lo que contiene, que también va formar parte de mi quinto libro que voy a publicar pronto y llevar de gira a Colombia, entre otros países.

Siempre he pensado que una de las mejores formas para hacer catarsis, es decir desahogar lo que sientes, es escribir una carta. En mi caso escribo libros.

No obstante, en mi pasada relación, escribí muchas cartas. Tantas que ni recuerdo. Sin embargo, nunca recibí una sola respuesta a mis cartas, con execpion de las 62 que recibi en respuesta a las que enviaba con sobres amarillos, mientras mi ex estaba en la guerra.

Hoy, en esta carta a un marido infiel, no me interesa recibir respuesta. Mientras estoy rebuscando y observo una de nuestras fotos me digo a mi misma, “Oh my God, pero que bella me veo con ese vestido color rojo. Míralo a él con esa mirada seductora.” Mientras suspiro recordando lo enamorada que estaba de ese hombre, me digo a mi misma, porque no te enfocas mejor en escribir ESA carta.

La voy a comenzar… A la verdad que no es fácil decirle adiós a un gran amor. Mi madre me decía, “Hija querida no busques que el que busca encuentra.” Pues yo quería buscar y no encontrar.

Encontré tanto que podía cantar la canción de Maluma, el estribillo que habla de ser “felices los cuatro.” Pero hablando en serio, es muy doloroso lo que una mujer siente cuando es traicionada.

De repente me acordé de esta amiga que me confesó recientemente que su esposo la engaña desde hace muchos años. Le pregunté cuánto tiempo llevaban casados. Me dijo que 25. Lleva todos esos años soportando infidelidades.

Siendo una mujer bella y empresaria exitosa. No la juzgo pues estuve muy ciega por mucho tiempo. Me acuerdo cuando lo conocí. Estábamos ensayando el baile de la obra de teatro y me dijo al oído, “No me muero sin besarte.” Mientras yo me moría por besarlo. Pero en fin, olvídate de eso y escribe la carta mujer. Ok, otra vez comienzo a escribirla. Dice asi:

“Fulano, (porque no vale la pena mencionar al ingrato) hasta aquí llegaron tus mentiras. Estoy lista para vivir una nueva vida. LIBRE. He entendido por fin, que las mujeres nos merecemos un amor que sea capaz de todo por nosotras. Tu a mi no me das ese amor. Mejor dicho no me das nada, por dárselo a otras que no se comparan, ni todas juntas, con la grandiosa mujer que soy. No te molestes en recordar los buenos momentos, pues es mejor olvidarlos de la misma forma que olvidaste tantas veces que era tu esposa.”

La carta a un marido infiel es universal. Por eso sigue y bien picante en mi siguiente libro. Donde aprenderemos todas a sanar heridas y a entender que el amor más importante en toda relación es el amor propio. No te lo pierdas.

Abogada, conferencista internacional y Directora de la Fundación Baila Corazón. Visita su sitio web: www.latinasempowerment.com

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Redacción Minuto30

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