Por Edgar Artunduaga

“Ella no quiso”, logré sacarle del alma a Carlos Vives, cuando le pregunté el porqué no prosperó el matrimonio con Margarita Rosa De Francisco, celebrado por todos los colombianos, atentos a su romance por televisión, convertido en realidad como en una gran novela de ficción.

Por Edgar Artunduaga

Ante la pregunta, quizá sorpresiva, guardó un largo silencio, bajó la cabeza, se escondió en su cachuca y amplió el comentario: “Ella no estaba, andaba en otras cosas, no quiso. Quizá éramos muy jóvenes. Eso es todo”.

Contestó breve, en tono seco, quedo, tal vez incómodo por la pregunta tan personal, sobre un asunto que quiere dejar en su pasado, sin reclamos ni lamentos, sin reflexiones más allá de confirmar –como lo hizo- que se casó con la intención de tener un matrimonio largo. “Estaba muy enamorado e hice lo que pude porque fuéramos felices”, recuerda Vives, hoy al filo de los cincuenta años bien vividos, mejor cantados y todavía asediado por sus admiradores.

Después se casó en Puerto Rico con Herlinda Gómez. Tampoco funcionaron las cosas. Ahora es feliz con Claudia Helena Vásquez, ex reina nacional de belleza, con quien tiene dos hijos. Un hijo es una bendición y Dios me ha dado dos en los últimos tres años. Carlos y Lucía (de su anterior matrimonio) ya andan por los 18 y 14.

Sobre la vida en pareja, Vives –contradiciendo a miles- dice que es fácil, mientras uno sea descomplicado. “Cada persona es un mundo. Hay que ser relajado, no hay que ser necio. Eso es un hogar, con hijos o sin ellos. Un hermoso escampadero en el paso por esta vida”.

El romance y matrimonio con Margarita

El escritor David Sánchez Juliao recomendó “un pelao” que presentaba el programa infantil de televisión “Pequeños Gigantes”. Y Julio César Luna propuso a Margarita Rosa De Francisco, quien había representado al Valle en el Reinado nacional de belleza, donde fue virreina.

Buscaban los protagonistas de una historia que se inventó Sánchez (El Flecha) sobre un muchacho caribe que soñaba con ser boxeador, y su encuentro con una niña rica, de la cual se enamoraba.

Ese día se conocieron. Cuando fueron presentados para hablar del tema y firmar el contrato de una serie que se proponía dirigir Martha Bossio de Martinez. Se dieron por primera vez la mano y se miraron a los ojos. Ella altiva, él más humilde, ella la niña rica (que lo era) y Carlos el aspirante a boxeador, de Santa Marta, aficionado al canto (el rock). [pullquote]“Ella no estaba, andaba en otras cosas, no quiso. Quizá éramos muy jóvenes. Eso es todo”.[/pullquote]

Javier “Gallito” Ramírez, muchacho de pueblo y Carmenza “la niña Mencha”, caprichosa y pícara pero dulce muchacha, se enamoraron en el rodaje de la serie. Se casaron en la novela y también en la vida real.

La telenovela fue un éxito rotundo y figura entre las más populares en la historia de la televisión colombiana.

La evolución es no cambiar

Carlos Vives tiene la singular teoría de que “la evolución es no cambiar”, lo cual suena inexplicable, porque se entiende que quien cambia evoluciona, que no hacerlo es estancarse.

Pero él explica sus fundamentos: “Yo sentí que tenía que cantar como hablaba. Me conectaba mucho con mi tierra y con mi familia todo el movimiento de  juglares, que había generado los primeros movimientos musicales que luego generaron una industria. El asunto era ponerle sentimiento a lo que hacia, a todo sin excepción.

Y entender que todos querían verme como era, sin maquillajes, cantando y hablando con naturalidad, sin imposturas. Mi evolución consiste en no olvidarme de lo que soy, de lo que represento. Ser yo mismo. La música siempre ha sido un lenguaje muy natural y por eso tiene que ser muy espiritual, con mucha paz”.

La nota eque le marco Escalona

Vives incursionó en el rock, la balada y otros ritmos antes de encumbrarse como figura mundial en un ritmo que muchos creían en decadencia. Indudablemente la oportunidad se la dio “Escalona”, “una serie de fantasía” sobre el maestro Rafael Escalona, el más grande compositor vallenato.

Con el éxito de Escalona y la introducción de algunas combinaciones (rock, champeta) en la música del Valle de Upar, que los puristas escandalizados consideraron un atropello al folclor, Vives se lanzó a conquistar los escenarios del mundo con “Clásicos de la Provincia”, en 1993. De 150 mil discos que vendían en Colombia los intérpretes exitosos, pasó a 4 millones de copias en el mundo.

“Lo mío es una protesta permanente, con el rescate de las cosas humildes. Con música que nace de gente muy especial, poetas naturales, poetas del pueblo que nos dejaron esa tradición.

Después vino “La Tierra del Olvido” en 1995, “Tengo fe” en 1997, “El amor de mi tierra” en 1999, “Déjame entrar” en 2001, “El rock de mi pueblo”, 2004. “Clásicos de la Provincia, volumen 2”, 2010.

Sobre Shakira y Juanes

Carlos Vives asegura tener las mejores relaciones con Shakira y Juanes.

Los vio crecer a los dos. “Ella era una niña chiquita, vestida para cantar. Para mí sigue siendo la misma. Y Juanes igual. Yo, haciendo un catálogo de bandas nacionales en un programa que se llamaba la Tele, lo presenté con Ekimosis.

“No siento que sean mi competencia y si lo es resulta irrelevante. A mí me toco ser testigo del nacimiento de todos por ser un amante de  la música  colombiana. Lo que hay es un gran respeto por el trabajo. Siento por ellos admiración y sólo algo me preocupa: que a veces me hacen sentir viejo”.

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Redacción Minuto30

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