Imagen de referencia para ilustrar esta nota/PixaBay

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El gasto público mal gestionado podría costar hasta 220.000 millones de dólares al año, según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ‘Mejor gasto para mejores vidas: Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos’, que también dice que el gasto público en América Latina podría alcanzar el 70% del producto interno bruto (PIB) tras años de aumento exponencial.

El informe, que incluye análisis de los gastos de los países, su inversión asegurando un mejor futuro y su aumento o disminución de igualdad, concluye que «Entre el 2007 y el 2014, todos los países experimentaron una transición, desplazándose hacia (…) una mayor preferencia por el gasto público lo que ha aumentado las preocupaciones acerca de la sostenibilidad fiscal, aunque como es natural, no todos los países evolucionaron de la misma forma».

Colombia fue uno de los países que aunque incrementó su gasto público, lo hizo moderadamente, mientras que en el otro extremo se ubica Argentina que «‘viajó’ una larga distancia en términos de su apetito por el gasto público».

Los 220.000 millones de dólares, la pérdida que genera el gasto público ineficiente anualmente, podría según el informe que también incluye recomendaciones, podría alcanzar para «eliminar la brecha de la extrema pobreza e incluso para disminuir la pobreza moderada en numerosos países, o bien los ahorros se podrían utilizar para construir 1.225 hospitales con 200 camas (unos 47 hospitales más al año, en cada uno de los 26 países)».

Este gasto ineficiente tiene su raíz en la corrupción dentro de las compras gubernamentales, las demoras y los sobrecostos de proyectos de infraestructura, ineficiencias en adquisiciones, en transferencias focalizadas que no llegan al territorio para el que son destinadas, en el gasto en nómina salarial en el sector público y pensiones.

Respecto a esta última, el informe indicó que América Latina y el Caribe gasta cuatro veces más en la población adulta que en la joven. De mantenerse los mismos niveles, habría un aumento del 35% actual al 78% del presupuesto para el 2065.

Este gasto ineficiente fue mitigado tras tras la reforma tributaria del 2016, que pretendía recortar en gran medida los gastos del Estado. Asimismo, la ley de financiamiento por parte del actual Ministerio de Hacienda también tiene como fin mejorar el gasto público.

A nivel regional, este gasto público ineficiente representa el 4,4% del PIB, con países a la cabeza como Argentina, El Salvador, Bolivia y Nicaragua.

Una de las principales razones del gasto público ineficiente es la falta de confianza de la población en sus gobernantes, por lo que a falta de conocimiento, termina escogiendo a aquellos mandatarios que hagan gastos o transferencias de resultados inmediatos y no inversiones a largo plazo.

«Otros elementos esenciales para restaurar la confianza de la gente en su gobierno incluyen dar más información a la ciudadanía para que pueda supervisar las medidas gubernamentales e incrementar la eficiencia técnica y de asignación de recursos para que ésta pueda conseguir los servicios que se merece», advirtió Carola Pessino, especialista principal de la división de manejo fiscal y municipal del BID.

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