La conformación y operatividad de grupos de autodefensas está relacionado con el surgimiento de movimientos sociales de resistencia, que ponen en riesgo proyectos privatizadores o extractivos impulsados por el sector privado nacional e internacional y de orden político. Estos grupos tienen por objetivo conquistar por la fuerza la “paz política” necesaria que el capital demanda para realizarse, y que, por medios legales no se puede conseguir.

En la actual Medellín del siglo 21, este modus operandi se ha transformado gracias a las redes sociales, grupos de mensajería y conectividad a internet, a tal punto, que la lucha es por recuperar poder político y la corrupción disfrazada de resistencia al comunismo y el daño a la ciudad. Con esta tesis es que el uribismo y los grupos pro-revocatoria que dependen de otras corrientes políticas y familias tradicionales acostumbradas a enriquecerse con el erario público, justifican sus acciones para retomar el poder, y con él hacerse a los negocios que tenían por costumbre con fines económicos personales y no sociales plagados de corrupción.

Pero sin desviarnos del tema, allí donde se propone crear grupos de autodefensas en Medellín, hay conflictos circunstanciales fundamentados en la defensa contra el socialismo, la izquierda o el daño al bien privado por parte de quienes protestan, que a su vez, hacen parte de un discurso trillado pero que aún cala en la mente de una minoría desinformada para defender su propiedad privada y tomar las leyes «per se», siendo quienes se autodenominan «gente de bien».

Justamente la posibilidad o el intento de subvertir esas condiciones, es lo que le da vida al paramilitarismo. Este sería finalmente el resultado político de persistir en la estrategia de dominación del pueblo y las condiciones de defensa disfrazadas de democracia por el bien general y normatizadas por la ilegalidad.

En Medellín el paramilitarismo también puede ser entendido como una alianza de clases, en donde distintos sectores de la clase dominante sienten que sus intereses peligran, se unen como un compacto bloque listo para desplegar cualquier agresión necesaria para su supervivencia mediante el hostigamiento sistemático y amenazas que logran controlar a la población y pacificarla en beneficio de sus intereses.

Así los principales objetivos de las autodefensas ciudadanas quedan más que claros: eliminar a aquellos que desempeñan un papel preponderante en las luchas sociales, supresión de la crítica al sistema y eliminación de los obstáculos a la expansión de las relaciones político-sociales que las elecciones a la alcaldía en 2019 definieron con rumbo diferente la elección más alta de la historia de Medellín.

Dentro de los actores dispuestos a promover la revocatoria en Medellín, se ha hecho evidente este tipo de propósitos de conformación de grupos de autodefensas, entre sus miembros se alientan a tomar las armas por cuenta propia, atentar contra manifestantes, amenazar a dirigentes políticos y finalmente, eliminar de la arena a quienes piensen diferente a ellos o que vayan en contravía de sus intereses. Con videos desafiantes, mensajes masivos para compartir en grupos de telegram y whatsapp, la invitación es clara: “conformar bloques para autodefenderse de quienes dañarían a Medellín”.

Pero nada más alejado de la realidad, cuando el objetivo real de los grupos pro-revocatoria y políticos tradicionales proponen retomar el poder como sea, sin escrúpulos y sin responsabilidad sociopolítica, se vuelcan a permear la opinión pública con información falsa, adoctrinar desde portales y redes sociales, se aprovechan de la desinformación en las clases privilegiadas para permear el sentimiento de división social y socavar la legalidad para pasar por encima de ella.

Medellín es una ciudad que se ha levantado de las cenizas, una ciudad resiliente que ha reescrito la historia por su pujanza y adaptación, que no quiere volver a repetir una historia similar a los años 80’s y 90’s con el narcotráfico a la que todos le tememos y que poco a poco, hemos superado.

Desafortunadamente cuando los resultados fueron adversos en las elecciones para alcalde en 2018, trataron de corromper a las autoridades electorales y, como esta opción falló, la consigna actual es eliminar de la contienda política al alcalde elegido, pero el pueblo no dejará que esto suceda.

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Redacción Minuto30

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