Escuché con absoluto estupor la entrevista que el Fiscal General de la Nación le concedió el martes a La W y en la que hizo una serie de anuncios y/o notificaciones que ponen en evidencia el talante perverso de quien es el jefe del máximo órgano de investigación del país.

Margarita María Restrepo

El doctor Montealegre aprovechó los micrófonos para enviar una serie de mensajes que confirman, una vez más, que el Centro Democrático está en la mira de la Fiscalía por razones puramente políticas.

Empecemos por decir que el Fiscal miente y sabe que lo hace cuando se refiere a los asilos que han solicitado miembros del uribismo ante otros Estados.

Según Montealegre, dichos asilos no tienen justificación alguna porque quienes los han solicitado no están siendo investigados, procesados o condenados por delitos políticos. Si bien es cierto que son acusados de delitos comunes, no menos lo es que el trasfondo de los mismos es político.

Sea esta la oportunidad para recordarle al Fiscal General que ningún gobierno reconoce abiertamente que persigue a sus opositores. No obstante, es una práctica histórica de las tiranías valerse de la justicia para perseguir a quienes no piensan como el gobernante.

Lo hizo Hitler, lo hizo Chávez, lo hace Evo Morales, lo sigue haciendo Maduro y desde el 2010 lo hace Juan Manuel Santos.

La decisión de garantizar o no un asilo, doctor Montealegre, la toma el Estado ante el que se hace la solicitud y es éste el que decide si hay o no hay méritos. Cuando Colombia le concedió asilo a Alan García, el ex presidente peruano había sido condenado en su país por delitos comunes. Cuando el gobierno de Andrés Pastrana protegió a Pedro Carmona Estanga, él estaba siendo investigado por la rama jurisdiccional venezolana por delitos distintos a los políticos.

Otro caso. El ex ministro y ex constituyente conservador Álvaro Leyva Durán estuvo asilado durante varios años en Costa Rica, mientras en Colombia era requerido por enriquecimiento ilícito.

Los anteriores son ejemplos que dejan sin piso las palabras del Fiscal General, obsesionado en perseguir al precio que sea a los uribistas que, en aras de proteger su integridad y las de sus familias, se han visto obligados a salir de Colombia rumbo al exilio.

Pero Montealegre no se quedó en ese punto y fue más allá. Aprovechó los micrófonos para notificar al ex candidato presidencial del Centro Democrático y hoy director del partido, Óscar Iván Zuluaga de una citación para que responda por su “responsabilidad” en las acciones criminales del hacker Sepúlveda. Una vez más la Fiscalía construye un proceso penal sobre la base de un testigo que ha mostrado contradicciones y sed venganza.

Falso testigo, como el que utilizó la Fiscalía General para encarcelar y llevar a juicio al ex gobernador y ex precandidato uribista, Luis Alfredo Ramos. En efecto, se ha probado esta semana que el principal testigo de cargo contra el dirigente antioqueño es un tal Carlos Areiza, desmovilizado y condenado a 8 años de cárcel por el delito de extorsión.

Resulta que el propio Areiza ha confesado por escrito que su decir contra el doctor Ramos Botero ha sido fruto de una presión indebida y el ofrecimiento de unas dádivas por parte del senador Iván Cepeda.

Pero a la Fiscalía nada de eso parece importarle. Se vale de la herramienta que sea para acriminar al uribismo, para procesar a sus máximos dirigentes y de paso tender un manto de duda sobre nuestra colectividad. ¿Por qué lo hace? Seguramente la respuesta se encuentra en que sabe que nuestro partido, el Centro Democrático, es la única colectividad que ha tenido el coraje de plantarse de frente y sin miedo ante el proceso de rendición del Estado ante la guerrilla terrorista de las Farc.

Queda entonces el espantoso sabor de que en la Fiscalía lo que no son capaces de controvertir con argumentos lo rebaten con procesos penales espurios y eso es francamente inadmisible en un Estado que se dice democrático.

Nosotros en el Centro Democrático estamos en todo el derecho de expresar nuestras ideas con la garantía de que no seremos perseguidos por ello. Estamos amparados por la Constitución y las leyes para ejercer libremente la oposición al gobierno y en tal sentido no vamos a aceptar que quien fuera nuestro candidato a la presidencia, que se ganó en franca lid el respaldo de 7 millones de ciudadanos, termine enredado en un proceso penal fundamentado en el testimonio de un mentiroso compulsivo como efectivamente es el hacker Sepúlveda.

Hago un llamado a todos los ciudadanos indignados con lo que está sucediendo. Los invito a cerrar filas en torno a nuestro partido. Así empezó Venezuela hace no muchos años y miren dónde se encuentra. La injusticia es una fiera insaciable que empieza con unos, pero no descansa hasta haber acabado con todos.

Cierro estas líneas recordando aquella frase de San Pio de Pietrelcina: “Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia de los hombres. Sobre esta injusticia verás algún día el triunfo definitivo de la justicia de Dios”.

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Redacción Minuto30

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