Decir NO es un derecho que tenemos que aprender a usar y poner en práctica de manera adecuada, pues el NO es una palabra que genera barreras pero también que hacen parte del respeto por si mismo.

No atreverse a decir NO provoca estrés y la sensación de que, por mucho que se haga, nunca es suficiente.
Los beneficios emocionales de la consecución de este objetivo nos ayudarán a crecer como personas y favorecer nuestro equilibrio interior.
La experta precisa que “forma parte de una asertividad sana y aumenta la confianza en uno mismo; es señal de que se ha aprendido a poner límites y a actuar teniendo en cuenta los propios valores, las necesidades, el tiempo y la energía”.
Para que la tarea de aprender a decir no resulte más sencilla de afrontar, pregúntate qué pierdes por no hacerlo. Valora tu tiempo y elije cuáles son tus prioridades.
Tener una buena autoestima te ayudará a aprender a decir no.
Con información de psicologiayautoayuda.com
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