Criticada por su política económica y la ayuda a Grecia, por su propio partido y sus colegas europeos, la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, enfrenta este miércoles una votación clave que podría terminar con su gobierno.

La Asamblea Federal (Parlamento alemán) tiene que elegir nuevo presidente luego de la inesperada renuncia de Horst Köhler a fines de mayo.

Si le da la espalda al candidato de Merkel, el gobernador de Renania del Norte-Westfalia, Christian Wulff, y se inclina por el que propone la oposición social-demócrata y verde, Joachin Gauck, sería un golpe muy duro a la credibilidad de la canciller.

Según señaló a BBC Mundo Gerd Langgurth, profesor de la Universidad de Bonn y autor de «Angela Merkel: una biografía», podría ser el principio del fin de la coalición.

«En teoría quedan tres años de gobierno, pero al no concitar el apoyo necesario para elegir un presidente, queda en una situación muy delicada», señaló.

Según las últimas encuestas, la coalición que lidera Merkel -demócratas Cristianos y conservadores o FDP- tiene un 35% del apoyo en comparación con el 48% que cosechó en la elección general del pasado septiembre.

Pero la elección del presidente, un cargo más ceremonial que efectivo, está en manos de los 1.244 delegados de la Asamblea Federal, compuesta en partes iguales por el Bundestag (Parlamento nacional) y los Länder o estados federales.

Amigos y enemigos

La renuncia del presidente Köhler (más conocido en América Latina por haber sido director general del Fondo Monetario Internacional) se produjo por un comentario desafortunado sobre la participación militar alemana en el exterior.

Angela Merkel cedió a la presión partidaria y se inclinó por Wulff como candidato.

Con gran rapidez de reflejos, los socialdemócratas y los verdes propusieron a Gauck, un ex pastor protestante que presidió la comisión investigadora sobre la Stasi, la policía secreta de la Alemania comunista.

La decisión dividió a la coalición gobernante porque, lejos de ser de izquierda, Gauck es un respetado y prestigioso conservador apartidario.

Peor aún para la canciller, todo el mundo sabe que entre sus amigos se encuentra nada más y nada menos que la misma Angela Merkel.

¿Canciller de hierro?

Pero más allá de esta curiosa mezcla de factores aleatorios (inesperada renuncia) y astucia política, la crisis ha desnudado profundas deficiencias de liderazgo de la canciller.

Durante la crisis griega desatada a principios de año, Merkel se mostró lenta de reflejos. Cuando finalmente actuó, era tarde y la debacle de Grecia amenazaba con infectar al resto de la eurozona.

Alemania tuvo que comprometer unos US$150.000 millones para evitar una epidemia financiera que estaba amenazando al euro.

Sus intentos por recobrar la iniciativa política tampoco han dado resultado.

A principios de junio, Merkel anunció un recorte fiscal de unos 80.000 millones de euros.

El paquete desató fuertes críticas en el exterior contra una Alemania que lejos de convertirse en el motor que necesitaba la economía europea empezaba a perfilarse como un freno, pero tampoco tuvo el impacto deseado entre los alemanes.

«Mucha gente criticó este presupuesto. Todo esto se sumó a una percepción de falta de liderazgo en medio de una crisis», indicó a BBC Mundo Langguth.

Zitterpartie (comiéndose las uñas)

La incertidumbre del voto de este miércoles sobre el próximo presidente es tal que los medios de comunicación la han bautizado Zitterpartie: para comerse las uñas.

El voto es secreto. Las divisiones internas de la coalición y una serie de cuentas pendientes de grupos desplazados por Merkel o descontentos con su liderazgo pueden provocar una segunda y tercera ronda de votación.

«Angela Merkel no está en buenas relaciones con la máquina partidaria. Ni ella ha aceptado al partido, ni el partido la ha aceptado a ella», dijo Margaret Heckel, autora de «Gobierno de la canciller», un retrato político de Angela Merkel.

El sistema de votación es complejo. En las dos primeras vueltas se necesita una mayoría absoluta. En la última basta con una mayoría simple.

Paradójicamente, en caso de que llegue a esta tercera ronda, esta hija de pastor protestante, criada en los rigores de la Alemania del Este, podría sobrevivir de la mano de los ex comunistas, agrupados en el Partido Linke (Izquierda).

La mayoría del Linke detesta a Gauck por su investigación de la Stasi.

«Una parte del Linke podría buscar el fin del gobierno de Merkel, pero la mayoría va a votar en contra de Gauck, en gran medida por la lealtad a la historia partidaria», señaló a BBC Mundo Langguth.

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Redacción Minuto30

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