Minuto30.com -. Andrés Calamaro Masel nació el 22 de agosto de 1961 y desde muy temprano demostró su pasión por la música. Artista multifacético, compositor descomunal y de carácter tormentoso, han hecho de él una combinación que lo convierte en uno de los integrantes más destacados del rock argentino y llega hoy a sus ‘primeros’ 50 años.

50 años de Andrés Calamaro, 'sos grande'

Su último álbum es “On the rock”, lanzado en junio de 2010, donde se da el gusto de cantar junto a Diego “El Cigala”, Niño Josele, El Langui y Calle 13. De seguro, ya tiene algo nuevo entre manos.

Calamaro es parte de la gloriosa “Generación del ’80”, pero del siglo XX. Conforma el selecto grupo de aquellos que lograron trascender los “hit” de melodías pegadizas y letras edulcoradas que inundaron la escena local, y más tarde latinoamericana, con el advenimiento de la democracia en Argentina (1983).

Fue la década de los peinados raros, del rock en sus distintas vertientes, del surgimiento de los sótanos donde se iba a escuchar canciones cuyas letras resumían el pulso social de la época. Allí estaban Luca Prodan, líder de la banda “Sumo”; Federico Moura, de “Virus”; y Gustavo Cerati, de “Soda Stereo”.

Entre ellos asomaba Andrés Calamaro, quien se apartaba tímidamente de sus primeros pasos en el Latin Jazz y despuntaba como compositor de algunos de los ahora clásicos temas de “Los Abuelos de la Nada” , banda de Miguel Abuelo. Recién llegado de Ibiza, a inicios de 1981, Abuelo buscaba un tecladista y hasta él llegó un veinteañero Calamaro, por recomendación de su amigo Pipo Lernoud.

“Mil horas”, “Sin gamulán”, “Lunes por la madrugada”, “Así es el calor” y “Costumbres argentinas” dejaron el sello de Calamaro a lo largo de cuatro discos grabados por la banda, un combinado de poesía, funky y música de carretera.

Por esas canciones, en muy poco tiempo cobró fama de “gran compositor” . Sus letras, cargadas de nostalgia, tropiezos amorosos e ironía cautivaron a Charly García que, en 1984, le produjo su primer disco solista, “Hotel Calamaro”.


Tras “Vida cruel” (1985) ganó confianza como productor de bandas como Los Fabulosos Cadillacs y Los Enanitos Verdes. Mientras, rumiaba palabras y acordes que finalmente dieron vida a “Por mirarte” (1988) y “Nadie sale vivo de aquí” (1989), éste último considerado entre los treinta mejores álbumes del rock nacional. Sin embargo, no fue un éxito de ventas y Calamaro decidió partir a España, donde junto a Ariel Roth y Julián Infante creó a Los Rodriguez.

El nombre de la banda era toda una declaración de principios: así llaman los españoles a los hombres que se quedan trabajando mientras la esposa y los hijos se van de vacaciones; así, ellos están libres de permitirse ciertas libertades a las que no acceden el resto del año.

Sus tres álbumes de estudio fueron un éxito rotundo. “Buena suerte” -cuya canción promocional fue “Mi enfermedad”, un clásico que se escuchó en todas las radios de América Latina-; “Sin documentos” y “ Palabras más, palabras menos” . Todos influenciados por el nuevo flamenco español de Tomatito y los hermanos Amador, ritmo que signó buena parte de los años noventa.

Tras las giras exitosas por España, Calamaro se embarcó en un nuevo período solista del que surgieron discos como “Alta suciedad” (1997) y “Honestidad brutal” (1999), donde se afianzó como un letrista tan virtuoso como afilado.

La separación de su esposa Mónica García -una española y su virtual manager por quien terminó enemistado con Charly García que la cortejaba- lo sumió en una etapa de reclusión y excesos que dio sus frutos.

Durante algunos meses se dedicó a componer compulsivamente y a hacer versiones propias de clásicos del tango y del rock. Nada se sabía de él, pero sus amigos de la prensa filtraban versiones que decían que había grabado más de 200 canciones.

Cuando salió del caparazón tenía bajo el brazo “El Salmón” (2000) , un disco quíntuple, editado por las discográficas Dro y Warner.

Parecía que el período oscuro había quedado definitivamente atrás hacia 2004, cuando lo flechó la actriz argentina Julieta Cardinali. De esa relación nació Charito, una nueva fuente de inspiración para Calamaro. En 2010 hubo matrimonio y meses después, separación. Y del cantante, otra vez, se sabe poco.

Pero de estas ausencias Calamaro regresa siempre con un puñado de canciones sorprendentes. Y las coloca sobre la mesa, como si hubiese regresado de viaje con una maleta que llevó repleta de penas, fantasmas, pasiones y demonios y trajo de vuelta, convertidas en gemas.

Próximas Presentaciones

Calamaro tocará en septiembre y octubre en Los Angeles, Las Vegas, Nueva York, Miami y Chicago. Esta visita al país del norte se sumará a la que recientemente hizo a México, España y Perú.

Luciana Duque | Minuto30.com

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