La medida perfecta para no subir de peso, es tu mano.

Esta vez, la cantidad es tan importante como la calidad. A veces, las personas cometen la equivocación de comer de manera excesiva un alimento porque simplemente es “saludable”, pero, hay que tener consciencia de cuánto debe comerse. Un médico nos da tips para aprender a alimentarnos bien y mantener el peso.

Un doctor especialista en endocrinología y nutrición, Antonio Escribano, escribe un libro “Aprende a comer y a controlar tu peso” recoge pautas para lograr un equilibrio entre “ingresos” y “gastos” que nuestro cuerpo pasa por la alimentación que le damos a diario.

Son tres los hábitos fundamentales que hay que seguir para tener una alimentación sana: lo que se come, cómo se come y en qué cantidad. Además de la importancia de la actividad física.

El autor propone que si la “referencia visual” se suma al “sentido común” nos dará la idea de la cantidad de comida que debemos consumir.

Con esta táctica ya no habrá necesidad de pesar los alimentos, solo bastará con tener las palmas de las manos como referencia.

• El tamaño de la palma, incluyendo los dedos es la medida que se debe tener en cuenta para la carne y el pescado, la medida de forma vertical.
• Las sopas, como los guisos de carne o pescado, así como las legumbres, pastas y papas se rigen por la misma medida.
• Los embutidos como el jamón no deben cubrir la palma entera.
• Las verduras y las hortalizas pueden consumirse de una forma más permisiva. Usar las dos palmas de la mano, pero de una forma horizontal.
• Y para las frutas lo que se debe tener como referencia es una pieza mediana o una rodaja de piña o melón, dos o tres frutas pequeñas como las ciruelas o una taza de uvas o de fresas.

El médico sostiene que alimentarse bien y mantener el peso requiere únicamente de atención, “hay que estar pendientes sin obsesiones”.

Una cosa es alimentarnos y otra llenarnos. El especialista sostiene que comer una comida no saludable no nos alimentará, simplemente nos quitará el hambre.

Comer en exceso es un esfuerzo digestivo que tiene efectos, porque el organismo no la pasa bien, y por eso, hay que medirnos con el placer de comer.