¿Por qué el amor es condición del cumplimiento cabal de todo deber ético?

Parece que el amor expresa la mejor verdad posible sobre las personas, por ser detonante y efecto de la existencia de cada ser humano y de su pleno desarrollo.

Aunque la causación física hubiera tenido un origen egoísta, la creación directa del espíritu que es perfección constituyente de cada ser humano, es un bien tan grande que necesariamente procede de un acto de amor, que es suficiente motivo para respetar, acoger, cuidar incondicionalmente y defender con la mejor capacidad física, cultura y valentía, a cada ser humano desde el inicio de su concepción hasta su final natural.

Cuando una persona encuentra en sí misma la realidad de haber sido originada por esta clase de amor, aprende que nadie vale según sea deseado o tratado por quienes son cocausantes de su cuerpo, sino que tiene un motivo que coincide más con el bien completo que ella es, y que es la causa por la que debe respetarse,  amarse y hacer lo mismo con todos los demás.

De este bien como su origen, concluye el sentido de su vida y puede procurar realizarse plenamente, dotando de mayor fuerza y perfección la verdad de su ser, al liberarlo de lo que se oponga a su plenitud.

Un referente para identificar la precisión en el señalamiento del origen del amor, es el efecto de este en el pleno desarrollo de cada ser humano entero, de todo el que pertenezca a nuestra especie.

El mayor enriquecimiento y logro de la libertad, está condicionado al reconocimiento de la verdad que es cada ser humano y de la verdad en cuanto coherencia entre lo que se piensa y lo que este es. También el crecimiento responsablemente libre del amor se puede enseñar, principalmente yendo por delante con el ejemplo.

Amar es reconocer en otro ser, que es persona, el mayor bien que puede alcanzar, deducible de lo que es, y respaldarlo para que lo alcance.

Como la relación más estrecha posible con otro ser humano es la de maternidad y paternidad, la responsabilidad de ambos padres para transmitir, también con su modo de amarse, la ruta del pleno desarrollo de todo ser humano, es una de las más grandes y perfeccionantes.

La familia constituida por un hombre y una mujer, en un sincero compromiso de esforzarse por amarse hasta el final de sus vidas, basado en su mutuo conocimiento profundo y su madurez afectiva, es el recurso que más facilita que cada uno procure vivir el derecho y deber ético de lograr ser la mejor persona posible, con ocasión de su vida física, espiritual, familiar, social, laboral, jurídica, cultural, económica, política, lúdica y en salud.

Buscar, encontrar, vivir y comunicar, en cada ocasión, el modo de amar de la mejor forma posible, demanda hacerlo simultáneamente, en cada uno de estos aspectos, respecto de la verdad, la belleza, el bien, la unidad y el ejercicio responsablemente coherente de la libertad, por parte de cada ser humano con uso de razón y respecto a la totalidad de cada otro de nuestra especie.

Vale la pena identificar qué de los referentes de la conducta cotidiana, son aportes para un amor así y cuáles requieren remplazo por otros más eficaces, no solo en la vida familiar, sino también respecto a los demás entornos: educativo, laboral, de comunicación y otros modos del vivir humano.

Un obstáculo para acrecentar la capacidad de amar es el fideísmo, entendido como la voluntad de creer en contra de la razón, por ejemplo, cuando se cree que es amor tener relaciones que no contribuyen a ser mejores personas.

Decía Joseph Aloisius Ratzinger, uno de los filósofos y teólogos que ha trabajado profundamente el amor y que murió en la Ciudad del Vaticano el 31 de diciembre de 2022: “La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal.” (https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html)

El amor es el deber universal porque sin él cualquier otro deber deja de aportar lo que le corresponde, al pleno desarrollo humano; se queda corto. En este sentido, el amor es condición del cumplimiento cabal de todo deber ético.

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