Independiente de que Bogotá cuente con el 14.9% de la población del país y que sea heterogénea su procedencia, es indudable que el desastre que allí se presenta por la indisciplina social es la muestra del escaso liderazgo que tienen las autoridades locales y la incoherencia e intemperancia verbal consuetudinarias de la persona que funge como alcalde.

El pico y género, la medida de mayor estupidez que se ha tomado en el país, ha permitido que los contagios del COVID-19 se multipliquen exponencialmente dando como resultado que la mayor inversión para el cuidado de los pacientes se deba realizar allí, sacando recursos de la salud que por equidad  pertenecerían a otras regiones.

El centralismo en Colombia es, indiscutiblemente, una de las mayores causas del  atraso y la violencia que soportamos; ahora es cuando, por las circunstancias originadas por la pandemia, se ven con claridad las consecuencias de ese sistema que ha propiciado el desarrollo desequilibrado de la nación.

Es demasiado alto el porcentaje de habitantes que se congregan en la capital del país, son demasiadas las decisiones  que afectan a todo el territorio nacional que allí se toman e indudablemente esto trae de por sí, el incremento de la corrupción y la tramitomanía que mientras más exigente más dinero reparte entre funcionarios y lobistas que se enriquecen con recursos del erario público. De hecho una de los oficios más lucrativos en Colombia es el de lobista y está concentrado en su gran mayoría en la capital de la corrupción.

“El Área Metropolitana de Washington D. C. incluye al Distrito de Columbia y partes de los estados de MarylandVirginia y Virginia Occidental. Está dividido en dos regiones metropolitanas:

  1. La División Metropolitana de Washington–Arlington–Alexandria, DC–VA–MD–WV, que comprende la mayor parte del área metropolitana, y;
  2. La División Metropolitana de Bethesda–Gaithersburg–Frederick, MD, que comprende de los condados de Montgomery y Frederick.” (Wikipedia)

Esa área Metropolitana tiene 5´358130 habitantes que equivalen al 1.6% de la población de los EE.UU.; una cantidad muy inferior  a la que se asienta en el distrito capital de Bogotá y sus alrededores que según el censo del 2016 es de  7´181.469 concentrando allí, reitero, el 14.9% de la población del país.

El sistema federal de organización política de los EE.UU., establece hasta la fecha que Washington no debe pertenecer a ningún estado y por ende no debe tener representación en los cuerpos legislativos. Una medida que ha impedido esa concentración de poder que se presenta en Colombia con la ciudad de Bogotá.

Los habitantes de Washington vienen presionando con justa causa pues pagan impuestos como todos pero no tienen voz en el congreso, que los traten como a un estado más de la nación y tener senadores y representantes en la Cámara Baja. En de lograr esto su número sería el mínimo establecido en la constitución.

En Colombia el n° de senadores se define por el número de habitantes y siendo Bogotá la más poblada, lógicamente  tiene la mayor representación en el congreso.

Ese 14.9% indudablemente se debe al régimen centralista tradicional desde la constitución de 1886 que continuó con la de 1991 y ha sido un acicate para que muchas empresas decidieran tener sus sedes principales allí y economizar costos de viajes y lobby para gestionar lo que se podría hacer sin necesidad de que el “santo” haga presencia.

Un comentario al margen: si no se hace así el hambre y desempleo en esa ciudad sería gigantesco o el número de habitantes no sería el que ahora tiene. De hecho para el censo de 2016 se esperaba que llegase a 8´100.000 y terminó con 900.000 menos. Esto es un síntoma de la pérdida del atractivo para asentarse allí debido a tanta corrupción que genera repugnancia.

La concentración de riqueza de los recursos públicos, origina las mayores desigualdades en cuanto al desarrollo y ahora, con la pandemia, vemos como regiones apartadas y desprotegidas por el estado central desde que somos independientes sufren injustamente de ese abandono. Es injustificable desde todo punto de vista que el departamento del Amazonas cuente solo con dos instituciones de salud para la atención del COVID-19.

Para atender esta situación el Estado central debe como mínimo instalar unos hospitales de campaña en los polideportivos que muy seguramente existen suministrarle a esa población lo que por siglos se le ha negado debido al centralismo imperante.

Sistemas constructivos existen para que eso se pueda montar muy rápidamente y desmontarlos cuando ya no se requieran. No es recalentando las instituciones que existen pues a larga el perjuicio será mayor. Es hacer instalaciones provisionales que se puedan desmontarse igual de fácil para después mantenerlos en depósitos y sirvan para la atención de desastres. Lo que se vive en el Amazonas es un desastre y no es causado por la naturaleza sino por el régimen centralista que rige a Colombia.

Postre. Los muertos del Amazonas cóbreselos a Bogotá.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio