Natalia Freire, es el nombre de la joven de 22 años, que vive en Muros, España, y trabaja de mesera en un restaurante llamado’’Casa Sampedro’, mismo lugar donde decidió comer al terminar su turno porque tenía un antojo muy grande de las almejas que vendían allí.

Así es que se sentó en una mesa y pidió un plato de almejas, que esperaba disfrutar al máximo y por el cual pagó mucho pero con todo el gusto.
Pero para sorpresa de ella, al empezar a comer notó que en la primera almeja que cogió había una pequeña bolita dura que apartó a un lado de la mesa.

Luego de analizarla descubrió que se trataba de una perla preciosa, no una común, sino una morada. Una de las perlas más caras y difíciles de hallar.

 

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¿De dónde proviene la almeja y perla que encontró Natalia?

Esta vino de una almeja japónica, una especie común en el marisqueo de la ría de Muros y Noia. Los moluscos son los creadores de estas gemas del mar, y en la historia de Galicia se han encontrado en bivalvos como mejillones o vieiras, aunque lo más normal es encontrarlas en ostras.

La formación de ellas es relativamente común. Estos invertebrados se alimentan filtrando agua del mar para conseguir nutrientes y en ocasiones se les puede introducir un cuerpo extraño, como un parásito. Es entonces cuando el molusco reacciona cubriendo a la partícula con una sustancia que se llama nácar.

El resultado final es el pequeño objeto esférico, duro y normalmente de color blanco. El que Natalia Freire haya encontrado uno de color es lo que hace su hallazgo todavía más valioso

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