El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, fiel a su retórica, predijo el jueves ante miles de libaneses la «desaparición de los sionistas», a escasos kilómetros del Estado hebreo, durante un viaje simbólico y controvertido al sur de Líbano.

Ahmadinejad llegó por la tarde a la localidad de Bint Jbeil, al sur de Líbano, junto a la frontera de Israel, donde fue recibido por 15.000 enfervorizados seguidores, a quienes el líder iraní prometió el apoyo de su país «hasta el final».

Este desplazamiento era el momento álgido de la visita de Ahmadinejad a Líbano, criticada por la mayoría parlamentaria prooccidental libanesa, al igual que por Estados Unidos e Israel que acusan a Irán de armar al Hezbolá, chiita, el movimiento político y militar más poderoso del país.

La muchedumbre enarboló banderas libanesas e iraníes y le recibieron con cánticos de bienvenida a la «tierra de la resistencia», mientras Ahmadinejad les saludó con el signo de la victoria.

«Bint Jbeil está bien viva (…) los saludo, pueblo de la resistencia», clamó Ahmadinejad, en referencia a esta localidad duramente afectada por los enfrentamientos en 2006 entre los soldados israelíes y los combatientes del movimiento chiita Hezbolá, aliado de Teherán y organizador de la visita del presidente iraní.

«Los sionistas van a desaparecer», agregó entre aplausos. Ahmadinejad, que efectúa su primera visita a Líbano desde su elección en 2005.

«Permaneceremos a vuestro lado hasta el final», lanzó en árabe, mientras que el resto de su discurso lo pronunció en farsi.

«Ahmadinejad aterroriza a los israelíes», exclamó Nabila, de 36 años. «Esperamos verle un día junto a Hassan Nasralá (líder de Hezbolá) al otro lado de la frontera», agregó.

«Su presencia aquí es un mensaje de apoyo a Líbano y Palestina, y muestra que Líbano e Irán forman un frente de resistencia», exclamó por su lado Tarek, de 44 años.

En Israel, donde el presidente iraní es considerado el enemigo número uno por sus declaraciones sobre el genocidio nazi o la desaparición de Israel, la cercanía de Ahmadinejad se vive con una mezcla de ansiedad y curiosidad.

«Ahmadinejad a un kilómetro» titulaba el cotidiano Yediot Aharonot.

«Ahmadinejad más cerca que nunca», insistía el diario Maariv.

«Sus intenciones son manifiestamente hostiles y viene a jugar con fuego», afirmó el ministerio de Relaciones Exteriores.

El miércoles, a su llegada a Beirut, el presidente iraní recibió una acogida triunfal, que se repitió por la tarde, durante una manifestación organizada por el Hezbolá en el suburbio sur de Beirut, plaza fuerte del partido.

El campo de la mayoría parlamentaria en el Líbano, dirigida por el primer ministro, Saad Hariri, apoyado por Estados Unidos y Arabia Saudita, criticaron esta visita, ante el temor de que el país se convierta en una «base iraní» a las puertas de Israel.

No obstante, sus representantes estuvieron presentes en un almuerzo ofrecido por el presidente libanés Michel Suleiman el miércoles en honor de su homólogo iraní, junto a hombres políticos del Hezbolá y de sus aliados.

Ahmadinejad también tiene previsto desplazarse a Caná, ciudad símbolo por haber sido objetivo de las incursiones israelíes y donde los soldados del Estado hebreo mataron a 105 civiles en 1996 y a otras 29 personas, entre ellas a 16 niños, en el conflicto de 2006.

BINT JBEIL, 14 octubre 2010 (AFP)

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Redacción Minuto30

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