“La vida es tan rica en matices que tiene momentos exactos para todo. Por eso cuando hallamos la evidencia del fin de una etapa, es preciso admitir la inexorable llegada del momento de partir… El juez es el garante de la democracia. En días de tormenta la magistratura es contención, y en momentos de reposo es luz y faro del Estado; pero siempre es referente, modulador, reestructurador social; delicado equilibrio solo entendible, ejecutable, por Un Juez, de nuestro siglo, en el siglo de los jueces” -Augusto Ibáñez

La semana pasada falleció uno de los juristas que más ha contribuido a la justicia colombiana, Augusto Ibáñez un abogado, exmagistrado, jurista, profesor y especialmente un gran ser humano. Se ha ido y ha dejado un vacío indescriptible en la vida de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo. También y a pesar de su legado, deja este mundo en un momento donde los retos de la justicia en el país necesitan desesperadamente de personas como él.

Será recordado como ese presidente de la Corte Suprema de Justicia que le hizo frente a los casos de parapolítica en Colombia, quien enfrentó al Presidente de la República cuando lo consideró necesario en virtud de la transparencia y equilibrio democrático. Será recordado por su coherencia y amor al derecho, la ley y la institucionalidad, lo demostró en cada tarea encomendada siempre en favor de la justicia. Era ejemplo de templanza, rectitud y carácter.

Su muerte hoy significa una pérdida enorme para las nuevas generaciones de abogados, era un hombre que creía en la juventud y apostaba por ella. Fue muchas veces guía y motor para quienes hasta ahora empezaban su camino en una carrera que demanda grandeza y valores inquebrantables. Lo sé, porque, aunque no pude compartir muchos recuerdos con ese gran jurista, estuvo conmigo en uno de los momentos más importantes de mi carrera, me ayudó a dar esos primeros pasos que cuestan, pero que jamás se olvidan.

Tras su ausencia florecen un sinfín de historias que nos hacen anhelar haber compartido más con un ser que siempre fue sinónimo de alegría. Hoy quienes lo lloran y extrañan son la materialización de la grandeza y calidad humana que tenía Augusto Ibáñez.

Gracias Dr. Ibáñez, sé que quienes pasaron por sus aulas de clase le harán el mejor homenaje siguiendo su ejemplo.
Hoy el reto es nuestro, tal vez con su partida entendamos que la “historia es aquí y ahora”, por lo tanto, depende de nosotros como ciudadanos, abogados y seres humanos, defender a capa y espada nuestras causas siempre en pro de un bien común sin conocer la palabra miedo.

Su legado permanecerá más allá de lo escrito, estará en nuestra memoria, en cada historia y sonrisa, en las aulas y pasillos que recorrió. Buen viento y buena mar en el cielo Dr. Ibáñez, descanse en paz sabiendo que fue una buena persona que inspiró a muchos a ser mejor.

@aleramirezpov

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Redacción Minuto30

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