La salud mental y la libertad de los niños migrantes, de las que JBalvin es un abanderado a nivel mundial, parecen haber quedado por un instante en standby en el video de su canción Perra, un insulto a preceptos como a la abolición de la esclavitud, la Declaración Universal de derechos de los niños y las niñas y el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de las mujeres; libertades que se escriben y desarrollan al parecer hoy de una manera fácil, pero que para darse se tuvieron que entregar muchas vidas. Cabe recordar que de estos se desprenden libertades y derechos esenciales para la humanidad, esas mismas que el cantante ha defendido en múltiples ocasiones y que se vulneran en este video como él mismo así lo ha querido.

Me sorprendió que el Niño de Medellín —y anoto en esta reflexión que soy una fiel seguidora del cantante y de la industria del reguetón— exhibiera en este video mujeres, hombres y niños encadenados. Me cuestiono y pregunto qué pensará el público a nivel mundial sobre los colombianos y los medellinenses. Y relaciono de inmediato una noticia que circuló esta semana en nuestra ciudad: un extranjero paseando por las calles a una mujer encadenada que lucía prendas de lencería. Extranjero que fue expulsado de Medellín por el alcalde.

He ahí la responsabilidad social de los artistas y aún más cuando se hacen llamar «el hijo de una ciudad»; ciudad a la que le ha costado reponerse y reconstruir el buen nombre que quedó golpeado por la época de Pablo Escobar, los secuestros y una oleada de violencia que para el estado se traduce indemnización e inversión social, pero que para JBalvin esto no significa nada; secuestros que traen consigo cadenas y candados; cadenas y candados que se usan en el video de Perra. Me deja perpleja que prime, por encima facturar, que la humanidad, y a sabiendas de que JBalvin sabe y conoce qué es estar secuestrado porque vivió esta experiencia cuando estuvo de intercambio en Estados Unidos en su adolescencia —aparte contado por su padre en entrevista en el programa La Red—.

Para mí, repito, fanática del reguetón, feminista, defensora de los derechos humanos, me deja una desazón el cantante. Quiero pensar que por esos días JBalvin no pasaba por un buen momento y no calculó el triste mensaje que le enviaba a la comunidad; la misma que cree en él y en ese potencial para reponerse ante la adversidad, para reinventarse y recomponer un camino que seguramente seguirá construyendo con muchos más éxitos y en donde pueda dejar otro tipo de mensajes y colores que inviten a construir un mundo con más amor y más respeto.

Yo seré más osada y te hago esta petición respetuosa: te invito, JBalvin, a que empecemos ¡ya! y a que bajes el video de Perra.

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Redacción Minuto30

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