En junio del presente año la mayoría de colombianos que votamos, elegimos la decencia, el decoro, la mesura, el respeto, la lealtad, la honestidad, la prudencia, la legalidad, la firmeza y en fin todo lo que encarna y representa IVÁN DUQUE MÁRQUEZ.

Esa mayoría descartó opciones como la continuidad del gobierno del espurio y sus falaces acuerdos de paz que, como lo hemos visto, fueron una engañifa orquestada desde La Habana y Caracas, para apoderarse de una de las democracias más consolidadas del cono sur e introducirnos en el juego del socialismo del siglo XXI, como lo llaman esos dizque progresistas, cuando en verdad tienen una concepción del estado ya caduca y superada por sus características totalitarias.

También descartamos el clientelismo dañino representado en el mayor amigo de prebendas y compensaciones burocráticas para con sus auspiciadores y eterno aspirante de todo tipo.

En esa segunda vuelta se unieron algunos de esos electores para apoyar a un candidato promocionado por medios enmermelados y afines a esas malhadadas costumbres centralistas y corruptas que han tenido a Colombia como una víctima del control de las coimas en la fría capital de la corrupción. Aun así perdieron pero siguen pensando que están al mando del timón y que pueden incidir con sus mañas y trapisondas en el manejo del estado. Hacen mucho ruido, magnifican las críticas y demeritan el trabajo, pero olvidan que elegimos un gobernante probo y decidido a cambiar hacia un país legal en donde “el que la hace la paga”.

Desechamos a los vendibles, a quienes guardan sus coimas en bolsas plásticas, a los compradores de fallos y a quienes los acomodan, a los clientelistas a ultranza, a los inmediatistas y elegimos a quien consideramos un estadista por fuera de la usanza actual en donde la chabacanería y el desparpajo cínico están en el curubito.
Ahora con la ley de financiamiento están todos los afectados con los pelos de punta y en verdad creo que debe estar muy buena puesto que no hay gremio que no la ataque.

El impuesto o sobretasa a las entidades bancarias es una manera de retribución al pueblo por las grandes utilidades que estas organizaciones obtienen debido a simplemente a la custodia de los recursos monetarios de los colombianos. Ellos cobran por todos sus servicios y obtienen utilidades exageradas.

“Sector financiero registró $48 billones en utilidades acumuladas a septiembre” Titular de La República el 14 de noviembre de 2017. En 9 meses fueron estos resultados y ahora se quejan porque siendo un sector demasiado rentable debe pagar un poco más que el resto de los empresarios que en verdad arriesgan sus capitales para generar empleo y riqueza. El sector financiero administra las riquezas y no debe comportarse como un pulpo que con sus tentáculos absorbe todo lo que esté a su alcance.

No debemos olvidar el famoso 4 por Mil que se instauró para salvar a ese sector de sus malos manejos en la década de los 90, fue una contribución temporal que por ahora no hay intenciones de suprimirla. Esa fue una socializada de pérdidas para salvarlos y ahora que están en las maduras, no deberían hacer repulsa para ayudarle al país.

Los promotores de vivienda andan acongojados puesto que consideran que la venta de viviendas de alto costo tendrá un bajón debido al iva reembolsable a los constructores que deberán cancelar aquellas que superen 880 millones de pesos.

En primer lugar, quien tiene recursos para comprar una vivienda de ese costo no es ningún asalariado de clase media. $ 44 millones no harán mucha diferencia en la cuota que deberán pagar mensualmente por crédito hipotecario que la otorguen los bancos.

Ahora bien si se quiere dinamizar el mercado y evitar ese pago los promotores y negociantes de las viviendas deben, a como dé lugar, optimizar sistemas constructivos, disminuir costos y menguar sus pingües utilidades a su justa medida. No es equitativo obtener utilidades por el manejo de unos recursos que rara vez aporta el promotor. El juego es el siguiente:

Defino un proyecto, lo saco a la venta, el posible comprador aporta un dinero que va a la fiducia, el constructor inicia obras cuando el proyecto tenga un 60 o 70% vendido y asegurado, los costos de construcción incluido el lote, gastos legales y demás rubros casi nunca superan el valor equivalente al 70% de la venta. Como quien dice el promotor a groso modo obtiene una utilidad del 30% sin poner un peso y el único riesgo que corre es debido a circunstancias de mercado o si su producto al final del día fue mal construido o por extra costos debido a imprevistos no contemplados.

Si todos los altos dirigentes brincan quiere decir que es justa esa ley de financiamiento. A todos les pisan callos y afectan sus rutinas y su estado de confort. El cuento es para todos aquellos que medran con mucho egoísmo y que piensan que el esfuerzo lo deben hacer los otros.

Postre: a todos los que tienen la paciencia para leer mis comentarios les deseo una feliz navidad y que estas fiestas de fin de año le llenen de energía positiva para afrontar el 2019 con entusiasmo y ganas de hacer las cosas con legalidad.

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Redacción Minuto30

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