Layane Días una joven de 20 años de edad narró por medio de sus redes sociales que tras hacerse un simple piercing en la nariz, terminó con consecuencias drásticas para su columna vertebral.
Según narró la joven que vive en Brasil, a lo largo de su vida se había hecho 3 piercing en distintas partes de su cuerpo, por lo que decidió hacerse uno más en el lado izquierdo de la nariz.
La joven detalló que durante la perforación le salió sangre, y a los pocos días su nariz se puso rosa y se le hinchó, sin embargo, no le dio mucha importancia y se lo trató ella misma con una crema que compró en una farmacia.
A los pocos días le inició una fuerte fiebre y un dolor de espalda, pero nuevamente compró un medicamento en la farmacia y esperó a que todo mejorara.
Durante casi una semana la joven continuó sintiendo dolor y automedicandose hasta que no pudo más y debió asistir de urgencias a un centro médico debido al fuerte dolor que sentía.
Cuando la joven acudió al centro médico, los doctores hicieron varios exámenes físicos y notaron que Layane estaba perdiendo la sensibilidad en sus piernas, pero no se explicaban que ocurría, hasta que encontraron que tenía una infección en su sangre.
Layane fue trasladada a un centro médico de la capital de Brasil, donde mediante resonancia magnética, los doctores encontraron que tenía pus acumulada en las vértebras. Esto causaba una presión de su médula espinal.
Según detallaron los doctores “La paciente se realizó un procedimiento cutáneo que generó una infección que dio entrada a la bacteria en el torrente sanguíneo”, explicó el doctor Oswaldo Ribeiro Marquez, según BBC Brasil. “‘El piercing fue la puerta de entrada de la bacteria a tu cuerpo”, narró la joven.
Días fue sometida a una cirugía que tenía como objetivo retirar la pus que le comprimía la médula espinal, pero en realidad buscaba evitar consecuencias más graves.
“Este procedimiento detuvo la progresión de la paraplejia, que podría haberse extendido más. La pus podría haber una generado una infección que la podría haber matado. Al extraer el líquido, la médula se descomprimió y el cuadro de la paciente mejoró”, explica el cirujano.
Tras la operación, Layane no volvió a sentir ese dolor insoportable que le había acompañado en las últimas semanas. Pero aún continúa sin sentir sus piernas.
Se moviliza en una silla de ruedas, tiene sesiones de recuperación física y también con una psicóloga.
Ha asegurado para medios internacionales que no pierde la fe en volver a caminar algún día.
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