Minuto30.com .- La Dirección Antinarcóticos de la Policía asestó un golpe de la mayor importancia al imperio mafioso de Daniel “El Loco” Barrera, al capturar a 14 extraditables del primer nivel de esa organización.

Entre las capturas realizadas en la capital de la República fueron seis, Barranquilla cinco, Cartagena dos y Puerto Boyacá una, sobresale la de alias de “El Flaco” o “El Cuñado”, quien ante la ofensiva policial para localizar a su jefe, asumió de manera directa el manejo de los negocios de su patrón, a quien reportaba los dividendos del entramado criminal que incluye una alianza con alias “Caracho”, actual cabecilla del autodenominado ERPAC, el grupo emergente que pasó de obedecer al neutralizado alias “Cuchillo”, a facilitar la actividad delincuencial de “El Loco” Barrera.
La plataforma de soporte ofrecida por esta banda criminal incluye las zonas de producción de base de coca en el departamento del Meta, el procesamiento del alcaloide en los laboratorios controlados por el ERPAC y la logística para el traslado de la droga desde esa región hacia la Costa Norte y el Estado Apure, en Venezuela (valiéndose, entre otros, de volquetas, tractocamiones y buses de turismo).
La estructura liderada por alias “El Flaco”, quien a través de intimidaciones retuvo los bienes y dinero de algunos de sus colaboradores en venganza por la incautación de más de siete toneladas de cocaína durante procedimientos realizados por la Policía Nacional desde septiembre del año pasado, era la encargada de asegurar el envío de importantes cantidades de esta sustancia, desde pistas clandestinas en el vecino país, así como desde los puertos de Barranquilla y Cartagena en contenedores contaminados que eran despachados en embarcaciones de gran capacidad.
Los 14 extraditables capturados, sobre quienes pesa un requerimiento de la Corte Federal para el Distrito Este de Virginia, utilizaban aeronaves tipo Cessna, King y Piper (adquiridas ilegalmente a un valor promedio de 170 mil dólares cada una), para sacar alrededor de 1.5 toneladas semanales de cocaína hacia República Dominicana y Honduras, donde tenían empresas fachada que les permitían ingresar y almacenar la droga, cuya llegada a Centroamérica representaba el pago de hasta 300 mil dólares por viaje. De allí, la mercancía era enviada posteriormente hacia Estados Unidos y Europa.
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