
Burros. / Foto propiedad de: pixabay.com
Así lo señala un artículo de El Nuevo Herald haciendo mención a que miles de ellos han sido sacrificados por su carne a manos de una población que vive bajo condiciones de hambruna.
Según el diario estadounidense, dicha situación se presenta en el estado Falcón, donde hace algunos años la población de estos animales casi que era incontrolable.
“Aquí ya no quedan burros”, dijo Odalys Martínez, una pobladora de la Península de Paraguaná, al norte del estado. “Sólo los que están en [el Palacio presidencial de] Miraflores”, reseña el diario.
La virtual extinción del burro está causando alarma entre las autoridades de Falcón, donde el animal había prosperado en la naturaleza tras ser declarado una especie protegida y era solo domesticado por los moradores para el traslado de mercancías o el arado de la tierra.
“Desde 2015 hasta la fecha, 2018, los burros desaparecieron”, dijo el diputado opositor Eliézer Sirit.
Su homólogo Luis Stefaneli resaltó que el consumo del equino no era costumbre en la nación sudamericana, como sí lo es en China, España e incluso en algunas partes de América Latina.
Y en lo que es un tema adicional de preocupación, el sacrificio clandestino de los animales se ha convertido en un problema de salud y de contaminación del medio ambiente: no hay control sanitario y el asno se va extinguiendo en las entidades occidentales y orientales, que eran su medio natural, dijo.
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