En ese sentido, el rol de la familia es fundamental tanto para la prevención como para la recuperación del niño, sobre todo en el caso de los niños, quienes tienen el sistema inmunológico más vulnerable que los adultos.

Cansancio fácil, palidez, anemia súbita
Dolor persistente en huesos y /o abdomen.
Fiebre sin causa por más de una semana.
Moretones o sangrado por la nariz o encías.
Pérdida repentina de peso.
Sudoración abundante sin causa alguna.
Abdomen que crece rápidamente.
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