Resumen: Un indígena fue empalado en Caldas por negarse a dar información sobre sus hijos, en un caso vinculado al reclutamiento forzado. Las autoridades investigan el ataque y la posible presencia de grupos armados ilegales.
En un hecho alarmante que pone de manifiesto la violencia que enfrentan las comunidades indígenas en Colombia, un hombre del resguardado San Lorenzo, en Riosucio, Caldas, fue empalado el 11 de enero tras negarse a dar información sobre sus hijos, temeroso de que pudieran ser reclutados por grupos armados ilegales.
El ataque ocurrió cuando siete hombres armados y uniformados llegaron a la casa de la víctima, exigiendo saber si tenía hijos. La negativa del hombre a responder, por miedo a que sus hijos fueran reclutados, enfureció a los agresores, quienes lo sometieron, lo amordazaron y lo empalaron, dejándolo gravemente herido. Además, los atacantes destruyeron los alimentos que se encontraban en la casa.
El hombre fue trasladado de inmediato al hospital San Juan de Dios en Riosucio y luego fue remitido a un centro de salud de mayor complejidad en Manizales debido a la gravedad de sus heridas.
El ataque ha sido confirmado por el personero de Riosucio, Daimer Moreno, quien también ha solicitado que se investigue la posible relación de este hecho con los grupos armados ilegales que operan en la zona. En respuesta, las autoridades han convocado un consejo de seguridad para analizar la situación y tratar este caso con urgencia.
Este incidente forma parte de un patrón de violencia creciente en el que los resguardos indígenas de la región están siendo amenazados y desplazados por la presencia de grupos armados ilegales. En diciembre, se había informado sobre la incursión de personas ajenas a los resguardos de Escoptera y Pirza, quienes habrían amenazado a la comunidad y forzado a varios habitantes a desplazarse.
Andrés Felipe Lasso Ledesma, abogado y coordinador de la ONG Colombia Visible, quien denunció el ataque, también ha expresado su preocupación por la falta de protección a los defensores de derechos humanos en la región. Desde principios de enero, Lasso ha recibido amenazas y ha quedado desprotegido después de que la Unidad Nacional de Protección (UNP) desmantelara su esquema de seguridad asignado el año pasado.
A pesar de las denuncias y la activación de protocolos de seguridad por parte de la Policía de Caldas, que no ha confirmado la presencia de grupos armados en la zona, la situación sigue siendo grave. Liliana Jiménez, comandante de la Policía de Caldas, aseguró que se están llevando a cabo investigaciones para determinar la presencia de posibles sospechosos en la jurisdicción y esclarecer los hechos.
El ataque contra este indígena resalta la creciente amenaza que enfrentan las comunidades indígenas en Colombia debido a la violencia de los grupos armados ilegales. Las autoridades deben garantizar la seguridad y protección de estas poblaciones vulnerables y seguir con las investigaciones para evitar más actos de violencia.
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