Con Ojo Crítico. Por Pablo Jaramillo V.

La Alborada, tal como se celebra hace 11 años en Medellín cada 30 de noviembre, es una de aquellas penosas tradiciones que nos deja el narcotráfico a los habitantes de esta ciudad. Y me refiero al origen de La Alborada, no con el ánimo de estigmatizar a quienes desprevenidamente la celebran, sino con el objetivo de prevenir sobre sus orígenes y sus nefastas consecuencias para una sociedad lo suficientemente agobiada por el narcotráfico.

Con Ojo Crítico. Por Pablo Jaramillo V.

Con Ojo Crítico. Por Pablo Jaramillo V.

La Alborada, según reconocidos expertos, nace hace 11 años en la época en que “Don Berna” ostentaba el control criminal de la ciudad, como una forma de demostración de poder en el dominio territorial, mediante la quema de toneladas de pólvora y tiros al aire, en casi todas las comunas de Medellín.

Así pues, año a año se ha venido tristemente consolidando este tipo de celebración para darle la bienvenida a diciembre. Muchos se quejan del daño que hacen las narconovelas a la sociedad (especialmente a nuestros niños) y a nuestra afectada imagen internacional, pero madrugan a comprar la pólvora para La Alborada, lo cual si me permiten hacer una analogía, es como participar de “extra” en una de estas series televisivas alusivas narcotráfico.

Si bien la pólvora, como muchos alegan, es una tradición arraigada en estas tierras antioqueñas, tal como lo era el globo de mecha que enhorabuena hemos podido desterrar de nuestras celebraciones, la pólvora ya no cuadra en la sociedad que vivimos.

A medida que avanzamos como sociedad, se van adaptando nuestras formas y costumbres. Lo propio debemos hacer con la pólvora. En Medellín concretamente, ya no vivimos en verdes y extensas praderas; nuestros vecindarios son cada vez más concurridos y estrechos, por lo tanto debe haber una mayor conciencia de vecindad y convivencia basada en el respeto por los demás. Hay muchas personas que quieren o necesitan descansar y no tienen que desvelarse porque al vecino le dio por recibir a diciembre con estruendos de pólvora en sus ventanas.

La pólvora es un elemento perturbador, que pueden causar daño no solo a las personas que lo manipulan, sino a quienes están alrededor, también a las mascotas y animales silvestres que habitan el ecosistema de Medellín. Cabe agregar que cuando hay pólvora, generalmente existe presencia de personas alicoradas que finalmente conlleva a una manipulación irresponsable de la misma.

La pólvora es bonita pero en los juegos pirotécnicos, manipulados por expertos. Por eso es preferible dejarles esa tarea a ellos y mejor disfrutar de los espectáculos de pirotecnia financiados por el sector público y privado. No quemen literalmente su dinero, no lo despilfarren de esa forma tan burda, así tengan tanto que puedan hacerlo. Denle un mejor uso, tal vez comprándose una muda de ropa para estrenar, o haciendo una obra de caridad en diciembre a tanta gente que lo necesita y lo agradecería.

Mi llamado es la reflexión, al cambio y a la evolución en nuestras celebraciones. No permitamos que seamos la ciudad que año a año encabeza las cifras de quemados por pólvora. Somos una sociedad reconocida por nuestros valores familiares y por ser innovadores. Hagamos gala de esto entonces y no permitamos que este tipo de tradiciones continúen haciéndonos más daño como sociedad. @conojocritico

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio