Vista de la exposición "L'épopée des rois thraces. Découvertes archéologiques en Bulgarie", presentada en el Museo del Louvre a partir de hoy y hasta el próximo 20 de julio. EFE

Los tracios, los vecinos más próximos de los griegos, que comenzaron a desarrollarse en la Edad del Bronce, en el II milenio a.C. y conocieron su esplendor entre los siglos V y III a.C., revelan a partir hoy en el Museo del Louvre sus últimos secretos, a veces en forma de increíbles tesoros de oro y plata.

Vista de la exposición "L'épopée des rois thraces. Découvertes archéologiques en Bulgarie", presentada en el Museo del Louvre a partir de hoy y hasta el próximo 20 de julio. EFE

Vista de la exposición «L’épopée des rois thraces. Découvertes archéologiques en Bulgarie», presentada en el Museo del Louvre a partir de hoy y hasta el próximo 20 de julio. EFE

«L’épopée des rois thraces. Découvertes archéologiques en Bulgarie» es el título de la suntuosa exhibición organizada en París en estrecha colaboración con Bulgaria.

Se centra en la dinastía de los odrisios, que ocuparon en la antigüedad un importante y olvidado lugar junto al mundo griego que la exposición intenta esclarecer, dijo uno de los cuatro comisarios científicos de la muestra, Alexandre Baralis.

En el II milenio a.C. ya había poblaciones que compartían más o menos los mismos rasgos culturales, y más o menos el mismo universo material, y seguirán allí más allá del siglo III a.C., pero fue en el siglo V a.C., cuando sus tribus se estructuraron en torno a un gran poder, el odrisio.

La muestra recuerda que el mito de Orfeo es de origen tracio, al igual que algunos emperadores romanos y que el esclavo Espartaco, que se rebeló contra Roma hacia el año 73 a.C.

Se detiene en el breve período de la estructuración política surgida en el territorio tracio, del norte del mar Egeo al río Danubio, tras la derrota persa en la batalla de Platea, en el 479 a.C., un año después de que los persas iniciaran la invasión de la antigua Grecia en la segunda guerra médica.

El reino odrisio y con él toda Tracia fue conquistado luego, en 356 a.C., cuando Felipe II, rey de Macedonia, controló con su ejército los Balcanes, pero su aristocracia no desapareció. Al contrario, acompañó a Alejandro el Grande, sucesor de Felipe II, en sus conquistas, y continuó enriqueciéndose.

Tanto que entre 325 y 320 a.C. el también odrisio Seutes III se reveló contra Macedonia y creó un nuevo reino, que mantuvo su independencia hasta la conquista romana.

Hasta el 20 de julio, se expone en el Louvre su impresionante busto en bronce de tamaño natural, que conserva todavía sus ojos de pasta de vidrio y alabastro y que fue encontrado en su tumba, cerca de Kazanlak, junto a su tesoro funerario, también ahora en París.

El museo presenta, asimismo, conjuntos tan valiosos, como el tesoro Sveshtari, descubierto con sus numerosos elementos de oro en 2012, en un complejo funerario vecino del pueblo del que toma su nombre, por primera vez expuesto fuera de Bulgaria.

Junto a él deslumbran al visitante otros ya conocidos tesoros funerarios de oro y plata como el de Panagyuristhe, ilustración del poderío del reino odrisio, así como de su cultura, sus costumbres y la pasión de sus monarcas por el oro.

El Prado contribuyó con un préstamo excepcional, el «Banquete de Tereo» que, según Baralis, es quizás «la pieza más bella y más espectacular de la primera sala», donde se evoca la imagen tracia en la edad antigua y su pervivencia en siglos posteriores.

En él, el rey de Tracia Tereo descubre la cabeza de su hijo que le muestra Procne, su esposa, mientras le desvela que acaba de comerse su cuerpo en un banquete cocinado por ella para vengarse por haber violado a su hermana. París, 16 abr (EFE) | María Luisa Gaspar

Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio