El proyecto más publicitado de la actual Administración de la Gobernación de Antioquia es la construcción de ochenta (80) denominados “Parques Educativos” en igual número de municipios del Departamento, iniciativa que obliga una importante inversión de recursos públicos.

Alfredo Ramos

Los beneficios arquitectónicos de los parques, con un componente de alto grado de subjetividad, son, sin lugar a dudas, una de las imprentas más importantes que pretende lograr el conglomerado de obras pagadas con los impuestos de los antioqueños. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, antes que beneficios, la mala planeación y ejecución de las obras puede dar al traste con este proyecto. Y hasta el momento, con unos pocos meses de vida de cara a la comunidad, los resultados de presupuestación y ejecución de los “Parques Educativos” dejan muchos cuestionamientos y un sabor agridulce en resultados.

Lo primero que cabe mencionar es que, según información oficial de la Gobernación de Antioquia, no existe fecha exacta de inicio de las obras de los “Parques”, ni mucho menos de la fecha de entrega de los mismos. Esta falta absoluta de claridad en cronogramas puede evidenciarse en un retraso enorme en el aprovechamiento efectivo que de dichos parques debería tener la comunidad.

Según información entregada por la propia Gobernación de Antioquia a finales de noviembre de 2014, para el 31 de diciembre del año anterior ya se debían haber entregado un total de dieciséis (16) parques educativos. Pero la Gobernación de Antioquia solamente pudo lograr entregarlos en ocho (8) municipios, esto es, un cumplimiento del 50% en entregas. Los ocho municipios afortunados fueron: Vigía del Fuerte (del cual no obsta recordar la aguda polémica al ser inaugurado en plena campaña electoral a Presidencia con candidato-Presidente a bordo), Titiribí, Tarso, Támesis, Hispania, Uramita, El Santuario y Betania. Se quedaron sin cumplir su entrega el pasado diciembre los municipios de Chigorodó, Peque, Guarne, San Vicente Ferrer, Tarazá, Cáceres, Anorí y Girardota. Las causas son múltiples: incumplimientos de contratistas, problemas de tierras, razones políticas y falta de obras complementarias son las más comunes.

Tras este preocupante retraso inicial, el cronograma oficial de entregas del primer trimestre de 2015 era de veintiún (21) “Parques Educativos” adicionales, para alcanzar un total de treintaisiete (37) que deberían estar funcionando antes del 31 de marzo de este año.

Pensaría cualquiera que el ritmo de entregas tras ese primer fallido intento de inauguraciones aumentara, tomando las medidas correctivas del caso. Pero para estas fechas (finales de febrero), apenas se han entregado cuatro (4) que corresponden a algunos que venían retrasados desde el 2014: Chigorodó, Guarne, Peque y San Vicente Ferrer.

El balance es pobrísimo: serían apenas 16 en funcionamiento cuando ya comienza marzo, con por lo menos 2 meses de retraso en el cronograma, y sin haber entregado ni uno solo de los 21 prometidos en el primer trimestre de 2015- Si se sigue a un ritmo de entrega de dos “parques” por mes, como es el promedio hasta el momento, los municipios antioqueños estarán cada vez más alejados de la meta de ser los más educados (¿del mundo?). Y si a ello se le suma la ley de garantías electorales que se cierne sobre nuestro calendario, encontramos que el proyecto más importante de la Administración de Antioquia entre 2012 y 2015 puede quedar a medias, con elefantes blancos para los municipios, con extracostos económicos de los ya iniciados y, sobre todo, con una gran oportunidad perdida para afianzar la educación como herramienta de transformación social.

Otro cuestionamiento importante que se debe mencionar es que, de acuerdo con la documentación oficial suministrada por la Gobernación de Antioquia, existen municipios que aún no tienen diseño definitivo de lo que será su “Parque Educativo”, y aun así, ya la supuesta obra cuenta con un presupuesto total. La pregunta de sentido común que asalta es cómo se proyecta un presupuesto de una obra de la cual no se tienen diseños. ¿Se le asignan costos a una obra que no se sabe cómo será en diseño, área, costos directo e indirectos de construcción e interventoría?

Esta extraña situación se presenta para los “Parques Educativos” de los municipios de Alejandría, Concepción, Gómez Plata y Marinilla. No obstante, no existir diseño, sí se presentan cifras correspondientes al costo presupuestado de las obras: todos tienen un presupuesto similar que oscila entre $2.227 y $2.330 millones para la construcción de sus “parques”, pese a no tener diseños (y por ende área a construir) para los mismos.

Frente a lo anterior, la Gobernación de Antioquia ha respondido que existe un “costo estándar” para los “Parques Educativos”. Pero si comparamos los 76 Parques Educativos ya presupuestados, nos damos cuenta de que aparecen unas cifras bastante dispares en dicho costo por metro cuadrado.

Para ejemplificar con claridad, el “costo estándar” de dos “Parques Educativos”, ubicados en la misma región del oriente antioqueño puede variar desde $1’789.001,46 en el municipio de Nariño hasta $5´610.458,36 en el municipio de El Retiro. Por ello, el que se denomina “costo estándar” resulta un mecanismo de poca eficacia para presupuestar costos de obras aún no diseñadas.

Es importante resaltar que el concepto de “costo estándar” no incluye el valor del lote, pues es responsabilidad de las administraciones municipales que lo deben donar al proyecto. Es decir, los “parques educativos” son siempre más caros de lo que nos dirán, aunque dicha información no la tenga consolidada la Gobernación de Antioquia. Podría hablarse, a lo sumo, de un costo promedio presupuestado de entre $2,8 y $3 millones por metro cuadrado (sin incluir, como ya se dijo, lote pero sí equipamiento), haciendo un forzado ejercicio de acuerdo con los presupuestos de algunos municipios.

En los primeros cuatro parques que se pusieron en funcionamiento, ya encontramos sobrecostos que empiezan a generar serias sospechas sobre el valor real final de las obras: para el municipio de Vigía del Fuerte, el valor por metro cuadrado fue de $4´266.478,36, generando un extracosto de 50% sobre el costo promedio que espera la Gobernación de Antioquia; mientras que en Tarso, el costo fue de $3´616.157,03 por metro cuadrado, con un sobrecosto de casi 30%. Ya dos de cuatro “parques educativos” con sobrecostos y, esto, sin comenzar a contar con los costos ocultos por retrasos de obras, hacen que los ojos de los antioqueños estén atentos para hacer seguimiento a costos posteriores y evitar que en Antioquia se pierda algún peso.

Los antioqueños esperamos que la Gobernación de Antioquia pueda concluir la construcción de los 80 “Parques Educativos” de la manera más expedita y eficiente, en especial por el bienestar de las nuevas generaciones que tanto lo merecen. La educación requiere más hechos y menos discursos.

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Redacción Minuto30

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