La política tiene una necesidad urgente de recobrar contenidos basados en ideas, ideas que inspiren a las personas a involucrarse en ejercicios democráticos, ideas que le den sentido a las campañas, ideas que sean prometedoras para un país mejor. Una política profesionalizada y sin espacio a la improvisación.

En el mundo ideal, los partidos políticos tendrían una ideología clara y militantes pensantes con profunda pasión por esos ideales, en el mundo ideal no habría cabida para el clientelismo en el ejercicio político, porque ningún interés pesaría más que las ideas y el bien común.

En el mundo ideal, habría más líderes y menos politiqueros, marionetas del sistema, personas que se hacen llamar “políticos”, pero que en el momento de una contienda electoral sea la primera o la décima de la que hacen parte, se olvidan en ese instante de la razón que los motivó a hacer parte del sector público.

En el mundo real, no hay más enfermos con el síndrome del olvido, que los políticos en época electoral, donde a la voz de votos, de poder y más poder, olvidan y quedan en segundo plano sus principios y valores, dejándose convencer de actuar en determinada forma, con argumentos tan pobres como “así funciona la política, así son las dinámicas”, palabras repetidas por aquellos de “más experiencia” en ese campo.

Me rehúso a pensar que política carezca de profesionalización y responsabilidad, que se legitimen formas poco decorosas de ejercerla y seamos las personas “novatas” en dichos ejercicios, las que tengamos que acoplarnos a esas prácticas, debería el sistema acoplarse a los cambios sociales y a prácticas políticas más organizadas y responsables, no podemos olvidar que al fin y al cabo, la misión y fin de la política es trabajar incansablemente por la gente, ese es un trabajo que no puede tomarse a la ligera, mucho menos durante el periodo de campaña.

No hay mejor momento para hablar de las ideas que este, se avecinan las elecciones para el Congreso de la República y para elegir el próximo presidente de Colombia, como ciudadanos es nuestro deber exigirle a quienes aspiran a ocupar un escaño en el sector público, propuestas con fundamento, propuestas basadas en ideas, personas con carácter que puedan afrontar cualquier reto y sobrepasarlo con éxito, personas éticas que vivan su vida bajo principios y valores.

Retos como la participación en política de dirigentes de las FARC, que es una realidad lo queramos o no. Pensemos entonces, en las personas más idóneas para hacerle frente a esa realidad, es hora de materializar el mundo ideal, desde la acción y responsabilidad ciudadana, solo un ciudadano inteligente puede cambiar el rumbo de la democracia y contribuir verdaderamente en la construcción del tejido social colombiano.

@bonnie_arp

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Redacción Minuto30

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