Vivir juntos, un placer que hay que cultivar

Minuto30.com -. Tomar la decisión de «vivir juntos» debe conllevar la opción de hacer de la vida de ambos una compañía no una tortura. Hacer las cosas bien desde el principio, dejar claro que las tareas domésticas no sólo cosa de la mujer, mantener el sexo, y cumplir algunos caprichos, harán de esta etapa de pareja una gran experiencia.

vivir juntos una experiencia gratificante cuando es bien llevada

¿Quién limpia en casa?

O una asistenta o los dos. Pero aunque tengan ayuda no se te ocurra asumir a ti sola los asuntos domésticos. Si le recoges una sola vez los calzoncillos del suelo ¡estás perdida!

El mayor error que puedes cometer y una gran fuente de disputa es malacostumbrarle desde el principio y luego pretender que empiece a planchar y a hacer la compra.

Los roles domésticos deben repartirse de forma justa desde el primer día para que no acabes haciéndolos tu y acabes echándoselo en cara.

El orden

No ser unos locos de la limpieza es una cosa, y otra que el caos invada la casa.

El reblujo regado, el bolso y su contenido en la mesa, la ropa amontonada en la habitación, una montaña de platos sucios en la cocina, la basura sin sacar, las revistas esparcidas por el salón son mas desorden.

El desorden produce caos, y el caos estrés y mal humor, y el mal humor puede desembocar en una discusión.

Si quieres tener paz en casa, procura dejar en su sitio cada cosa que utilices, sobre todo en las zonas comunes.

Tu ropa

Este es otro terreno pantanoso que puede acabar en sonadas discusiones.

Por muy enamorado que esté y mucha gracia que le haga que tengas tanta ropa y tantos zapatos, no acapares los armarios. Sobre todo si no eres capaz de mantenerlos en orden.

Cuando vea que no tiene espacio para sus cosas, cuando no sea capaz de encontrar nada porque todo está siempre revuelto, cuando vea ropa tuya colgada con la etiqueta puesta y se de cuenta de que sigues comprando, puede que tengas la primera gran discusión.

Sé práctica y lista, aprovecha la mudanza para regalar lo que ya no te pones, organiza la ropa en cestas y cajas para que ocupe menos, cuelga varias prendas en cada percha y esconde los zapatos debajo de las camas, cuanto menos espacio ocupes, menos discutirás.

No seas madre

Ni consientas que él se comporte como si fuera tu padre. Ninguno de los dos llevará bien que antes de vivir juntos todo fueran locuras, improvisación y risas, y de repente tener la casa ordenada se convierta en la prioridad.

Si le empiezas a regañar por todo acabará viéndote como a su madre, y una madre no resulta nada sexy. En este punto, ellos tienen razón, no pasa nada por recoger los platos al día siguiente, poner los pies en el sofá o comer fuera en lugar de ir a la compra.

Si suprimes de tu discurso los reproches y aleccionamientos, y reduces las conversaciones domésticas, todo irá sobre ruedas.

Mucho sexo

Hazle reír, dale libertad y mucho sexo, y querrá vivir contigo para siempre.

Ten claro que la convivencia y la rutina bajan la libido, así que tendrás que trabajar cada día para sorprenderle.

Olvídate de la pereza, tener sexo creará complicidad entre ambos, los mantendrá unidos, les ayudará a relajaros y a tener la libido siempre alta.

Lencería, juguetes, películas x, libros, escapadas, utiliza todos los recursos que se te ocurran para crear morbo y variedad.

Las primeras citas, la primera noche de amor, el primer viaje, todo ello conforma la primera parte del amor que nos llena de felicidad y alegría, todo nos parece bien, tenemos una energía desbordante.

Que no se acabe cuando se vayan a vivir juntos, sobre todo por la mañana, ese es el reto más grande de la convivencia en común.

A todos nos gusta despertarnos con un beso y una sonrisa, reírnos con nuestra pareja, que tenga buen carácter y se enfade y dramatice lo menos posible. Por muy seria que seas, mucho trabajo que tengas o muy cansada que estés, depende de ti elegir entre quejarte o sonreír.

Luciana Duque | Minuto30.com