El empate a tres tantos del Deportivo Independiente Medellín en su debut de la Copa Sudamericana frente al Guaireña ha dejado a la poderosa hinchada con un sinsabor por la presentación de su equipo frente al que se considera el onceno más débil del grupo E.

Quizás la desilusión empezó antes de iniciar este torneo internacional donde el timonel rojo en lo que considero como un desacertado mensaje al seguidor escarlata, dijo a los medios de comunicación que no están pensando en ser campeones de esta Copa.

Si bien el estratega del “Rey de corazones” no se quiso ver como timorato, deja mucho que desear el comentario a su poderosa hinchada y más cuando siempre se tiene la esperanza de ver a su equipo ser campeón de manera especial en un torneo internacional. Si su intención es de no comprometerse con un título y prometerlo como muchos lo hacen, más bien hubiera optado por guardar prudente silencio en este punto y tener presente como dice el estribillo de uno de nuestros cánticos: “El que no alienta al rojo para que hijueputas vino”.

Hablar del encuentro frente al joven equipo Albiceleste es precisar un mar de errores individuales y la de un técnico que, si bien nos ha tapado la boca en varias oportunidades por su onceno inicial, esta vez a consideración de muchos seguidores fue demasiado cauto y medroso ante un equipo débil y de poca monta como lo es el Guaireña.
Sin caer en el conformismo, afortunadamente el partido frente a los paraguayos se salvó en el último suspiro del juego toda vez que hubiera sido desalentador perder frente a un equipo donde se espera que todos los rivales del grupo saquen ventaja tanto de local como de visitante.

Como se presenta después de cada partido, se espera que tanto cuerpo técnico como los mismos jugadores hayan aprendido de los errores que se presentaron frente al Guaireña y se pueda en el próximo encuentro contra el 9 de Octubre en el Atanasio Girardot, hacer valer nuestra condición de local, mostrar el poderío que se ha mostrado en casa y acompañar masivamente al “Rey de corazones”.

De visitante o de local el Deportivo Independiente Medellín debe demostrar su poderío, con un técnico que no sea timorato. La poderosa hinchada prefiere ver a su equipo perder pero sin miedo, con las botas puestas, no esperando con temor, con tres volantes de marca frente a un rival de poco peso, con los referentes del equipo sentados a esperar que pasa en el transcurso de un partido.

La ilusión sigue intacta, el apoyo es incondicional y por ello acompañaremos al Deportivo Independiente Medellín con toda nuestra energía de visitante o de local porque somos diferentes, somos poderosos.

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Redacción Minuto30

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