En 2015, cerca de tres años después de que la Corte Internacional de Justicia le quitara a Colombia 180 mil kilómetros cuadrados de mar territorial y se los otorgara a Nicaragua, dentro del litigio fronterizo sostenido desde mediados de los años 80, un grupo de raizales del archipiélago colombiano le pidió al Gobierno Nacional ser incluido en el equipo de defensa de los derechos y la soberanía territorial en Caribe Occidental.

La petición fue atendida por el entonces presidente Juan Manuel Santos y desde ese momento empezó a construirse la memoria ancestral de más de 400 años, como estrategia jurídica y consuetudinaria para evitar que, además de ‘maritorio´, es decir, el territorio marino, también le quitaran la posesión, tenencia y propiedad del subsuelo del mar a los pueblos raizales que desde los años 1600 habitan las islas y sobreviven de las riquezas de fauna y flora de la reserva Sea Flower.

Son más de 400 años, casi dos siglos antes de la existencia de las naciones como hoy se conocen que las islas han sido habitadas por los descendientes de navegantes ingleses, irlandeses, escoceses y otros, poblaran San Andrés, Providencia y Santa Catalina, además de la Isla del Maíz y la costa Mosquitia de Nicaragua, así como el caribe costarricense, panameño y hondureño.

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Al parecer en el fallo del 2012 estas consideraciones históricas y ancestrales no fueron tenidas en cuenta por los magistrados de La Haya, lo que derivó en la pérdida del mar territorial y el desconocimiento de los derechos ancestrales del pueblo autóctono que hacía del archipiélago su casa, su tierra y su heredad.

Entre los raizales que clamaban su entrada en el equipo de defensa del país ante la Corte Internacional de Justicia, entre otros, se encontraban Kent Francis James y el hoy gobernador del departamento insular, Everth Hawkins Sjogreen, quizás los raizales más felices del archipiélago, porque su solicitud fue atendida, sostenida y reforzada por el gobierno del presidente Petro, que incluso designo a una mujer raizal como coagente de Colombia ante los jueces de La Haya, lo que dio como resultado que las pretensiones de Nicaragua de adueñarse, no solo del mar, sino del suelo y el subsuelo marino, la reserva de biósfera Sea Flower y todas las riquezas naturales del West Caribean Sea.

Minuto 30 dialogó con el señor Francis y el gobernador Hawkins, quienes no dudan en señalar que la participación de los raizales en el litigio con Nicaragua, le entregaron a la Corte de La Haya una visión distinta de la realidad del pueblo raizal, de sus costumbres, la ancestralidad de quienes habitan el archipiélago y sus derechos históricos, su cultura y, particularmente, poniendo de presente la protección especial que merecen los pueblos autóctonos a disfrutar de manera integral de su territorio.

Aunque señalan que el trabajo de todo el equipo de defensa montado desde Bogotá fue importante, Kent Francis James y Everth Hawkins Sjogreen no dudan en señalar que para el triunfo obtenido el pasado 13 de julio en la Corte Internacional de Justicia sobre las pretensiones de Nicaragua, la clave estuvo en el ‘Raizal Team’, que le sumó a la estrategia de Colombia la realidad de quienes habitan San Andrés, Providencia, Santa Catalina y todos los cayos, bancos de arena e islotes, desde hace varios siglos.

“Dejaron de ignorarnos”, puntualiza Francis, mientras el gobernador Hawkins subraya “hoy nos reconocen”. Ambos aseguran que ahora se debe trabajar más y lograr que se fortalezcan los derechos humanos y se consolide una mancomunidad “Creol”.

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