Fue en Brasil donde un hombre compró un paracaídas por Internet, y para ensayarlo, decidió saltar desde el balcón de su apartamento.
Acompañado por amigos, su esposa y su hijo bebé, el hombre decidió lanzarse al vacío a pesar de las peticiones de su mujer y el llanto del niño.
Afortunadamente, el paracaídas se abrió sin problemas y el salto resultó siendo exitoso, tan así, que uno de sus amigos exclamó «es mi turno».