Atilio Borón, un comunista argentino redomado, convertido en oráculo de la mamerteria latinoamericana y quien además a dictado conferencias en la Universidad Nacional de Colombia, en donde alumnos y profesores le han hecho loas y reverencias, acaba de escribir sobre la crisis en Venezuela: “por lo tanto no habría que descartar que Guaidó termine corriendo la misma suerte que Carmona”, refiriéndose al autogolpe de abril de 2002, en donde Chávez asesorado por Fidel Castro montó esa patraña para identificar a los militares que no le eran leales.

El señor Borón en su ceguera marxista, anda bien equivocado, porque en esta oportunidad las masas hambrientas venezolanas se juegan el todo por el todo, y puede haber una masacre por parte de la camarilla comunista de Caracas, igual o peor a la de la Plaza Tiananmén de Pekín-China en 1989, pero eso no les bastara, porque llegara el momento en que las gentes preferirán morir luchando en las calles antes que fallecer de inanición, advirtiendo que las tiranías comunistas han cometido los más grandes genocidios en la historia de la humanidad.

Los comunistas latinoamericanos que también se hacen llamar progresistas o alternativos, hablan de un golpe de Estado en Venezuela, propiciado por el “imperio” y el Grupo de Lima, ante la proclamación como presidente (e) de Juan Guaidó, el pasado 23 de enero, lo que es una falsedad, ya que régimen de Maduro al incumplir la Constitución, creó un vacío de poder el cual debe de ser llenado por el presidente de la Asamblea Nacional.

Con la actitud de EEUU, el Grupo de Lima y varios países de la Unión Europea, al reconocer el gobierno de Guaidó, están tomando una postura pragmática, ya que la migración venezolana hacia otros países especialmente los vecinos, es cercana a los 4 millones de personas y en los próximos 5 años la diáspora puede ser del 50% de los habitantes de esa nación, si continua siendo gobernada por el castrochavismo, lo que sería una situación calamitosa desde el punto de vista económico y social para Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil, entre otros, teniendo a futuro una condición delicada de migración para los propios EEUU, que con el gobierno de Trump pretende construir un muro en la frontera con México, y además evitar la entrada de caravanas de migrantes centroamericanos, entonces el “imperio” busca prevenir que los países vecinos de Venezuela no se conviertan en puente, para que millones de refugiados pasen sus fronteras.

Y esa actitud practica del “imperio” ya se vio a principios de la década de los 90 del siglo pasado con Cuba, después de la caída del muro de Berlín y la debacle de la URSS, cuando se pensaba que la dictadura comunista de Fidel Castro se caería, pues la isla vivía un “periodo especial” debido al hambre que pasaban sus habitantes, y no fue así, porque en esos momentos el gobierno de Bill Clinton, supo percibir que la terminación de la dictadura conduciría a que la mitad de la población se iría para USA, mientras que si el tirano de Fidel Castro continuaba en el poder eso no ocurriría, sabiendo que la isla continuaría siendo una prisión.

Quedando bien claro que EEUU no anda al acecho de los grandes yacimientos del petróleo venezolano, ya que las energías alternativas reemplazaran el crudo en pocas décadas, así Donald Trump no haya suscrito el Pacto de Paris, pero el calentamiento global es una realidad de la que no podemos sustraernos y, Venezuela se podrá quedar con sus grandes yacimientos por toda la eternidad, por lo que un gobierno democrático después de defenestrar al chavismo en la patria de Bolívar, debe impulsar el fortalecimiento de la producción agrícola e industrial, desarrollando las fuerzas productivas.

Así que el problema para los países vecinos de Venezuela, los EEUU y porqué no de Europa, es el éxodo de millones de seres humanos, y por eso al apoyar al presidente interino Juan Guaidó, son coherentes con la situación desastrosa que vive la nación andina, ya que los refugiados venezolanos son más que los de Siria que tiene una guerra civil desde hace 8 años; por lo que la Cancillería colombiana junto a otras de la región, le debería pedir indemnizaciones a las potencia que apoyan al régimen de Maduro fervientemente, como ocurre con China y Rusia, porque como se dice coloquialmente los que están “pagando los platos rotos” son los vecinos de Venezuela, sabiendo que a los regímenes comunistas no les importa el sufrimiento de la población, pues lo único que les interesa es sostenerse en el poder así tengan que matar a su propia madre, como lo hizo en emperador romano Nerón.

Se debe desplegar la más amplia solidaridad con el pueblo venezolano y con el presidente(e), porque las grandes desgracias y sufrimientos de Venezuela son responsabilidad única y exclusiva del socialismo del siglo XXl(marxismo)con sus cuentos revolucionarios, de ahí que la eclosión del chavismo que lo conducirá a un verdadero cataclismo con el hundimiento del gobierno de Nicolás Maduro, puede ser el equivalente a la caída del muro de Berlín en 1989, constituyéndose en una gran derrota para el comunismo internacional, que en Latinoamérica se camufla de diferentes formas usando muchas máscaras.

La derrota del comunismo en Venezuela, no solo le sirve a Colombia para arreglar el problema de los refugiados, sino que además la guerrilla terrorista del ELN, responsable del carro-bomba en la Escuela General Santander, tendrá que ser perseguida y expulsada de ese país, recordando que el maniático de Hugo Chávez en su momento les dio el carácter de “fuerza beligerante” a las FARC y el ELN, ultrajando la soberanía nacional de Colombia, demostrándose que el castrochavismo venezolano le ha hecho mucho daño a nuestro país, por eso es la hora de ser aplastado, emancipando la tierra de Bolívar.

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Redacción Minuto30

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