Adriana Córdoba es la Veedora de Bogotá. El país la conoce más como la esposa del exalcalde Antanas Mockus. Todavía la recuerda montada en un elefante el día que se casó con el ex rector de la Universidad Nacional. Y desde hoy se gradúa como fuerte crítica del expresidente Uribe Vélez.

Edgar Artunduaga

Edgar Artunduaga

-Uribe es el rey de los atajos, me explicó en una exposicion sobre los esfuerzos que hace su despacho por la transparencia de lo público.

La señora Córdoba habla como su marido, mueve las manos como él para explicar cualquier asunto, y obviamente lo defiende a capa y espada:

-Vamos a ver cómo le va a los Verdes -el partido- sin Antanas (a propósito de un comentario del congresista Alfonso Prada en el sentido de que en la campaña presidencial cada entrevista de Mockus les costaba un millón de votos menos).

Córdoba dice que el problema cultural que tenemos es el del atajo. No importa lo que tengamos que hacer para lograr los objetivos. Y pone como ejemplo a Uribe, “quien hizo de todo para imponer sus condiciones y lograr sus objetivos”.

Pero Uribe no es el tema central, reconoce ella. Como funcionaria, veedora del Dstrito, le corresponde hablar de la moralidad en Bogotá y se pregunta, de entrada: ¿Dónde estábamos los ciudadanos, los medios de comunicación, e incluso los organismos de control cuando se produjo el carrusel de Contratación en Bogotá?

“Esta pregunta –se responde- lleva a pensar la necesidad de generar corresponsabilidad y entender que la corrupción no es un hecho que vincula exclusivamente al sector público sino en el que son corresponsables varios actores y de los niveles público y privado.

Existe la falsa creencia de considerar que la corrupción atañe exclusivamente  al sector público, y como somos descreídos de lo público, consideramos que es algo ajeno a mí. Nada más equivocado, nos destruye como sociedad y como individuos. Somos corresponsables, por acción o por omisión, y al tiempo somos víctimas.

Cuando decimos que el contrato de las ambulancias, por la que ya fue sentenciado el exconcejal Hipólito Moreno, costó $65.000 millones de pesos; o el millonario robo de la Troncal de la Calle 26,  o que en ocho años, durante la administración de Lucho Garzón y la de Samuel Moreno, no se construyera un solo kilómetro de Transmilenio pareciera que habláramos que le robaron a un ente externo, a un alguien que tiene mucha plata, y que no es con nosotros.  Pero resulta que además de la plata perdida, que sale de nuestros impuestos, están los costos que esto trae en el desarrollo humano y en la calidad de vida. ¿Cuántas vidas se perdieron porque una ambulancia no llegó a tiempo? ¿Cuánto tiempo se perdió con las familias, porque los recorridos para volver de casa al trabajo son el doble o triple de lo que deberían ser? ¿Cuántas actitudes intolerantes o incluso violentas, habremos tenido por el estrés que nos causó las obras no terminadas o las troncales de transmilenio sin hacer?

adriana cordoba + antanas mockus

Los impactos que la corrupción tiene en la pobreza y la inequidad, en la ampliación de las brechas económicas y sociales, es donde más se evidencian los efectos de la corrupción de la vida personal,  en tanto oportunidades de desarrollo que se pierden.

Durante estos meses, desde la Veeduría Distrital y, en convenio con PNUD, hemos trabajado unos lineamientos técnicos preliminares de la Política Pública Distrital de Transparencia, Integridad y No Tolerancia con la corrupción en Bogotá, que se pondrá en discusión durante el segundo semestre del 2013, a través de un proceso de movilización y contrucción participativa de la Política con diversos actores de la sociedad.

El objetivo de este proceso de movilización es socializar, validar y fortalecer los lineamientos de la Política Pública para la prevención de la corrupción, la construcción de integridad y lucha contra la impinidad, moral, cultural y legal frente a la corrupción, con los actores de la sociedad. Esto significa que el proceso implica que todos nos “subamos en una misma barca” y trabajemos conjuntamente hacia un mismo norte y objetivos.

La Política busca generar condiciones para que haya mayor sanción social cuando hay casos de corrupción, y mayor aprobación cuando hay casos de transparencia e integridad. Lo que proponemos hoy a los diferentes actores de la sociedad y a los ciudadanos es que desde hoy y hasta el 31 de diciembre nos pongamos todos en “modo política”, esto es, en modo discusión permanente sobre cómo superar la corrupción y generar un cambio cultural en todos nuestros ámbitos y rutinas de la vida..”

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio

    Acceder a subsidios VIS por más de 108 millones, las familias antioqueñas pueden hacerlo