Este 27 de febrero se cumplieron dos años del asesinato del prominente político ruso Borís Nemtsov, a quien siempre he admirado por su valentía y por su incansable lucha contra el autoritarismo en Rusia en general y contra el paranoico exespía de la KGB en el poder, Vladímir Putin.

Nemtsov, quien era un político liberal de mayor peso en la Rusia actual, fue asesinado a medianoche en las inmediaciones del Kremlin, residencia oficial del Presidente del país. Dos años después su asesinato sigue siendo sin dar con los responsables reales, a pesar de que el gobierno ha capturado a varias personas, algunas de las cuales ya son enjuiciadas, sim embargo, en cuya culpabilidad no cree nadie racional, incluyendo a la familia del propio Nemtsov.

Para comprender el contexto de la muerte de este político liberal en una Rusia atormentada por el autoritarismo, pseudovalores antiliberales y antilibertades, plagada de corrupción, mercantilismo y eterna esclavitud –tanto mental como económica–, es necesario recordar varios hechos significativos: la guerra que desató Rusia primero en Georgia y ahora en Ucrania, los asesinatos y apresamientos de los inconformes con la locura, llamada “la política de Putin”, y la propia labor de Nemtsov en pro de las libertades individuales y en contra de la corrupción.

El asesinato se produjo dos días antes de la así llamada “Marcha por la Paz”, convocada por Nemtsov y demás políticos de la oposición, en la que se pretendía mostrar al mundo que aún existen en el país ciudadanos que no apoyan la barbarie de Putin en el Este de Ucrania ni las políticas verdaderamente genocidas del Kremlin dentro de su propio país. Además, se mostraría (y se sigue mostrando en las marchas conmemorativas cada 27 de febrero) que “el 86% de los rusos apoyan a Putin” es una vil mentira del propio Kremlin.

Boris Nemtsov creyó hasta su último aliento que Rusia sí es capaz de salir del bache histórico en el que se encuentra. Fue uno de los políticos de la oposición más significativos e influyentes: cofundador y copresidente del Partido Republicano de Rusia – Partido de la Libertad Popular.

En el pasado, ya en la era postsoviética, primero fue gobernador de la región de Nizhny Nóvgorod (tercera ciudad más importante de Rusia) en 1991-1997, viceprimer ministro en el gobierno de Borís Yeltsin en 1997-1998 y, luego, diputado de la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) en la que mostró su férrea oposición al autoritario Putin.

Unas horas antes del asesinato, Nemtsov dio una entrevista a la radio Eco de Moscú –una de las pocas estaciones relativamente independientes en Rusia– donde reafirmó que temía por su vida. Además, según el exprimer ministro de Lituania, Andrius Kubilius, desde hacía varios años Nemtsov estaba barajando la idea de emigrar de Rusia, pero posponía esta decisión por la necesidad de actuar, según sus principios, dentro del país. Realmente, a pesar de que la noticia del asesinato nos sorprendió y entristeció a muchos, no era un hecho inesperado.

Desde hace varios años Nemtsov recibía las amenazas anónimas, primero por su postura en contra de la guerra que Kremlin desató en Georgia en 2008, después contra la ola de impresionante corrupción que acompañó los preparativos de los Juegos Olímpicos de Sochi y, por último, por su dura oposición al terrorismo ruso en Ucrania.

De hecho –y es de suma relevancia para entender quién era Nemtsov para Rusia y quién lo mató–, publicó, en coautoría con otro político importante de la oposición, Vladímir Milov, varios informes bien documentados y bien argumentados sobre estos eventos de la historia reciente de aquel país euroasiático y que desnudaron toda la aberración del putinismo: en 2008 vieron la luz dos informes (“Putin. Resumen” y “Putin y Gazprom”); en 2009 salieron “Putin y la crisis” y “Sochi y los Juegos Olímpicos”; en 2010, “Putin. 10 años” y en 2011 “Putin. La corrupción”.

Todos estos informes fueron publicados gracias a donaciones de particulares y distribuidos gratuitamente. Todos se han convertido en la lectura obligatoria para aquellos quienes aspiran a entender la esencia de la podredumbre del poder ruso. Después del asesinato fue publicado el último informe “Putin. La guerra en Ucrania”, al que más miedo tiene Kremlin debido a que Nemtsov y sus aliados habían logrado recabar evidencias irrefutables de la presencia del ejército ruso en el Este de Ucrania (cosa evidente que Putin sigue negando) lo que sería suficiente para que la ONU tomara decisión de reconocer a Rusia como un estado agresor y parte del conflicto bélico ucraniano y, quizá –y ojalá–, sea una prueba más para un futuro juicio contra el actual presidente ruso.

Conociendo desde dentro la situación política rusa, podemos afirmar que el crimen contra Nemtsov nunca será descubierto. O se condena a algún chivo expiatorio (cosa común en Rusia). Pero lo más probable es que nunca se esclarecerá este asesinato.

Y es evidente para los que conocemos Rusia, conocemos las atrocidades del presidente y de su entorno mafioso, que el único interesado y culpable directo del delito es precisamente Putin, sin importar el móvil real de este homicidio.

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Redacción Minuto30

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