«Hombres. Faltan hombres. Hace falta un hombre».

Con estas palabras Don Ramiro de Maeztu daba inicio a su artículo «Doctrina y acción», publicado el 16 de Mayo de 1933 en la célebre revista «Acción Española». Tales expresiones ya abundaban en la época, denotando una preocupación por la ausencia de figuras que sirvieran como representantes de unas ideas y postulados con los que se identificaba una mayoritaria porción de los españoles.

De eso hace ya varias décadas y, a pesar de todo, no ha logrado mitigarse esa ausencia de hombres que sirvan como «íconos» para una corriente ideológica determinada, pero en nuestro País. Debo referirme a la derecha colombiana y a su mezquindad y tacañería para escoger referentes que sirvan como caras visibles de las posturas conservadoras, clásicas, tradicionales y defensoras de una moral que ha entrado en decadencia de la mano de un espurio progreso que quieren imponernos a través de melifluos embustes discursivos.

Y es que realmente hacen falta hombres, no se equivocaba el autor de «En defensa de la Hispanidad» cuando manifestaba también que los hombres debemos tener clara nuestra doctrina para materializarla y poner nuestras meditaciones en acción. Hemos sido, desgraciadamente, una derecha nacional que pocas veces ha logrado trabajar en torno a la unidad de la Patria, pues incluso en las épocas del bipartidismo ya nos dividíamos por facciones que estaban con Laureano, o con Alzate Avendaño, o con Camacho Carreño. Hemos sido una derecha que, además de todo, se ha cerrado a unos pocos íconos representativos de nuestra línea de pensamiento y no ha permitido el ingreso de pensadores, políticos y académicos que con sus acciones han contribuido a engrandecer la gloria de nuestros postulados en el País.

Estamos en una coyuntura en donde la nación identifica al más claro exponente de la derecha en el expresidente Álvaro Uribe Vélez, seguido quizá por el exprocurador Alejandro Ordóñez Maldonado y hasta ahí. El resto son individualismos sobresalientes, pero que no logran conglomerar y convencer a todos los que somos afines al ideal de la Patria que recorre la senda marcada por ilustres figuras internacionales como Reagan, Thatcher, Blas Piñar o José María Aznar. Quizá, retrotrayéndonos un poco, algunos reconocerán la vitalidad luchadora del Doctor Álvaro Gómez, y mucho más atrás en el tiempo, el sonoro y agresivo verbo de su padre, Laureano Gómez Castro, a quien ven con ojos de temor y preocupación por la efectiva labor que ha realizado la izquierda para demonizarlo y mostrarlo como a un fascista empedernido que se empeñó en destruir la Patria. Cualquiera que haya leído su obra «El Cuadrilátero», sabrá desmentir esas fatuas y burdas acusaciones de las que tanto se vanaglorian los herederos del Frente Popular.

Más allá de eso; nada. Un vacío doctrinario e ideológico que no puede ser abarcado por las mentes equidistantes que hoy abundan entre los militantes de los movimientos derechistas en el País. Debo reconocer que en esto la izquierda no escatima en sus elogios y en la importancia que le dan a cualquier personaje que logre cautivar a las masas y servirles de caudillo para llevar a cabo su misión de propagar las ideas que han sido, en gran parte, hijas de la Internacional Socialista, la pasionaria y los movimientos revolucionarios obreros del siglo pasado. Mientras que la izquierda colombiana le rinde culto a nuevas figuras representativas cada semana, los de la derecha nos hemos quedado cortos en nuestros esfuerzos por inmortalizar el pensamiento conservador a través de semblantes que instintivamente nos identifiquen a plenitud.

Sin más, será la tarea de estas nuevas generaciones, de estas mentes jóvenes y deseosas de abalanzarse sobre el mundo con vívido fervor victorioso e inherente ideal de unidad Patria, desempolvar los libros que pululan en sus olvidadas bibliotecas para descubrir (o re-descubrir) a las figuras de la Derecha que la historia moderna ha querido dejar a un lado. Es entonces el reto que debemos asumir para lograr poner en los pilares de nuestra historia los nombres de personajes tan brillantes como Eliseo Arango, Joaquín Fidalgo Hermida o Silvio Villegas. Retomar a Gómez Dávila, Miguel Antonio Caro, Mariano Ospina Rodríguez y Mariano Ospina Pérez. Encontrar en Alzate Avendaño el verdadero pensamiento conservador que dista del oprobio que hoy generan los que se dicen defensores de esos postulados.

Es entonces, deber de la juventud, velar porque en la Colombia de la derecha empiece a amanecer.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio