Sükran Moral es el «enfant terrible» del arte en Turquía: una artista de ‘performance’ que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico.

Sükran Moral es el "enfant terrible" del arte en Turquía: una artista de 'performance' que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina. Moral recuerda en una conversación con Efe: "en un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras...". En la imagen, posa en la Galería Zilberman de Estambul ante una fotografía de su performance "Bordello". EFE

Sükran Moral es el «enfant terrible» del arte en Turquía: una artista de ‘performance’ que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina. Moral recuerda en una conversación con Efe: «en un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras…». En la imagen, posa en la Galería Zilberman de Estambul ante una fotografía de su performance «Bordello». EFE

Nacida en Samsun, en el noreste de Turquía, la artista no aparenta sus 52 años de edad, a no ser por su abultado currículum de obras expuestas en toda Europa, de Roma y París a Amsterdam y Bruselas, de Berlín a Viena y San Sebastián, sin faltar algún cameo en Nueva York y Shangai.

Meterse en un ‘hamam'(baño turco) de hombres en Estambul y hacerse fotos a pecho descubierto, escenificar una boda tradicional en un pueblo kurdo, pero con tres novios, filmarse en un burdel fingiendo que se trata de un museo… Moral siempre trata de transgredir.

El paso más atrevido, por ahora, lo dio en 2010, con un performance en Estambul durante el que, tras una cortina transparente, hacía el amor con otra chica, algo que le supuso una marea de mensajes enfurecidos.

«En un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras…», recuerda la artista en conversación.

Pero no se atemorizó: «Sí, es peligroso, pero no tengo miedo. En mi filosofía no cabe el miedo, porque antes o después moriremos», reflexiona.

Sükran Moral es el "enfant terrible" del arte en Turquía: una artista de 'performance' que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico. EF

Sükran Moral es el «enfant terrible» del arte en Turquía: una artista de ‘performance’ que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico. EF

«Se demuestra que nuestra sociedad odia a las mujeres, sobre todo cuando exponemos ideas muy libres como tener una relación lesbiana, algo que también significa estar a favor de los gays», analiza.

Cuando la artista lanza una obra, a menudo en plena calle, no sabe cuál va a ser la reacción.»Cuando termino, me pregunto: ¡Mama mía! ¿Cómo he hecho eso? Pero me divierto, me gusta», se ríe.

Su última obra, una instalación en la Galería Zilberman de Estambul, muestra una muñeca con cara de niña, vestida de novia, ante un colchón sangriento: una denuncia de la tradición, aun frecuente en el medio rural de Turquía, de casar a las hijas apenas alcancen la pubertad.

Es su tema favorito: «El poder y las mujeres. Porque el poder siempre somete a las mujeres. Si sometes a las mujeres, has sometido la sociedad. Es muy astuto el poder, y qué estúpidas somos nosotras».

Entre las mayores lacras, los frecuentes casos de asesinatos de mujeres por parte de sus maridos y la poca severidad de la justicia: «Un hombre puede decir que la mujer lo había provocado y se le aplicarán atenuantes. Matar a una mujer sale barato», lamenta.

Por eso, insiste, siempre se debe hablar. «Hay artistas que trabajan toda su vida sobre el mar; yo trabajo sobre las mujeres. ¿Qué es la diferencia? Tal vez yo pueda ser útil a alguien, cambiar el modo de pensar».

Pero de momento, reflexiona, la sociedad turca, dominada por más de una década de un gobierno islamista, va más bien hacia atrás.

«Nos estamos alejando de la ciencia, la cultura, estamos abrazando las ideas del Medievo, la mediocridad. Ahora, si una mujer está embarazada, desde el hospital se lo hacen saber a su marido o sus familiares para que impidan que aborte… Están creando otro modo de ver, contrario a la libertad de las mujeres», asegura.

«Desde hace 30 años, esa gente -los colectivos islamistas- se esfuerza para llevar la sociedad turca hacia atrás. Han hecho todo lo que han podido. ¡Y a Occidente se le ha ocurrido colocar a Turquía el nombre de ‘islam moderado’!», se queja la artista.

Sükran Moral es el "enfant terrible" del arte en Turquía: una artista de 'performance' que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico. Moral recuerda en una conversación con Efe: "en un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras...". En la imagen, su última obra, una instalación en la Galería Zilberman de Estambul, que muestra una muñeca con cara de niña, vestida de novia, ante un colchón sangriento: una denuncia de la tradición, aun frecuente en el medio rural de Turquía, de casar a las hijas apenas alcancen la pubertad, titulada "Welcome to Turkey". EFE

Sükran Moral es el «enfant terrible» del arte en Turquía: una artista de ‘performance’ que escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico. Moral recuerda en una conversación con Efe: «en un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras…». En la imagen, su última obra, una instalación en la Galería Zilberman de Estambul, que muestra una muñeca con cara de niña, vestida de novia, ante un colchón sangriento: una denuncia de la tradición, aun frecuente en el medio rural de Turquía, de casar a las hijas apenas alcancen la pubertad, titulada «Welcome to Turkey». EFE

Sí tiene esperanza de que las revueltas de Gezi en 2013 – donde ella realizó otro sangriento’performance’, trazando con una cuchilla de afeitar la A de Anarquía en su propio vientre – hayan ayudado a forjar una oposición social a este conservadurismo, si bien no se ha traducido aún en votos.

«Las revoluciones tardan su tiempo», zanja.

Moral no cree, sin embargo, en la Primavera Árabe: «Es una falacia, nunca fue creíble. Porque la esperanza viene de la libertad de las personas, la libertad individual. Y los árabes no han entendido esto«.Estambul, 23 abr (EFE) | Ilya U. Topper

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