El próximo sábado 25 de agosto, la Fundación ORCA realizará un encuentro de adoptados, en el cual espera reunir a los más de 2000 animales que han sido beneficiados de su labor y de los cuales permanece en su haber algún afecto y remembranza.

A propósito del tema de la adopción, cuando lo tocamos, inmediatamente encontramos una baraja multicolor de opiniones, en muchas ocasiones gestada por los gustos e intereses de las personas que desean encontrar un animal con ciertas características específicas, las cuales no son justamente las que encontramos en un rescatado de la calle. La moda nos invita a buscar perros de raza pequeña, animales con ciertos rasgos fenotípicos, que no boten pelo, que no ladren, etc.

Las personas que trabajamos con animales que han sido rescatados de las calles entendemos la adopción como un acto de amor desinteresado, en el cual ambas partes ganan, pues la gratitud de un animal que encuentra un hogar no tiene cuantificación. Cuando recoges animales de la calle, generalmente, los encuentras temerosos, con su cola escondida entre las patas, pero lo más crítico es su mirada, con la cual intentan dejar relucir su nobleza, pero el miedo les obliga a esconderla. Además de las heridas, el pelo marchito y un sinnúmero de signos de abandono y maltrato que su cuerpecito y su comportamiento puedan demostrar.

Adoptar no es solo ganar un amigo incondicional, incluir un miembro en la familia, el que sin duda alguna será el más leal, sino también un acto de compromiso y responsabilidad. Recuerdo que cuando mi padre me dio mi primer perro (hijo de una perrita callejera) me dijo: “ahora para él, tú eres como su madre, y por lo tanto tienes una responsabilidad muy grande en tus manos”. El cachorrito solo tenía dos meses de nacido y estaba atemorizado frente a lo desconocido, pero encontró en mi seno el amor que disipó sus temores y que le dio la confianza para posteriormente convertirse en el amo y señor de la casa. Paco hizo muchos daños, orinó camas, el sofá, se comió unas medias nuevas y hasta me dañó los documentos que me prestó un docente de mi carrera con un artículo que debía estudiar y que no se conseguía fácilmente en esa época del insipiente Internet. Me tocó llegar con los restos del artículo rasgados y pedirle excusas al profesor, que con una sonrisa en los labios me dijo: “también tengo perro”

Para mí es increíble pensar en ajusticiar un animalito que es parte de la familia por cualquier “pecado” que este cometiera en su actuar no humano. Incluso, Rosita, mi segunda adoptada me generó una alergia con la cual debí convivir más de dos años consumiendo todos los días antihistamínicos para lograr calmarla (otra de las excusas por las que abandonan animales), finalmente murió en mis brazos tras diez años de compañía.

Hay muchos animales que necesitan de ese acto desinteresado, no solo por la necesidad de un techo, alimento y calor, sino también por condiciones especiales que hacen de ellos, seres dependientes de una familia amorosa. Este es el caso de Carlota, una perrita que me dejaron a los pies, una pitbull cachorra que era incapaz de levantarse. Inicialmente pensamos que era consecuencia de alguna virosis o desnutrición, sin embargo, pasado el tiempo nos encontramos con un problema neurológico. La enviamos a Bogotá para hacerle una resonancia, era poco lo que se podía hacer, pero Carlota logró ponerse de pie con dificultad y moverse erráticamente. Encontró con Valentina Hincapié su hogar soñado, donde sobró paciencia y sobre todo, amor. Pasados más de tres años de adoptada le pregunté por ella y me respondió: “Carlota es una perrita feliz, es mimada, le gusta que le den besos, jugar con la pelota todo el día, realmente su única preocupación es tener sus juguetes a la vista. Cuando la conocí fue amor a primera vista, la llevé a casa como hogar de paso y poco a poco recuperó su movilidad por sus ganas de imitar a sus dos hermanitas (Emma y Lola). Es una luchadora y un ícono en todo el barrio, todos la conocen y la animan para que corra, ahora es una perra ciento por ciento recuperada. Después de pasar dos meses en casa, fue decisión unánime que se quedara. Realmente llegó a cambiarnos la vida y a enseñarnos que con amor todo se puede”.

Casos como el de Carlota y otros tantos han hecho que las personas cumplan su misión en la vida, partiendo de sí mismos para ser fuentes de luz y de amor que irradien a otros en un compromiso con la vida, algunos haciéndolo por humanos, otros haciéndolo por los animales.

Animales en condición de discapacidad, con cáncer, con sida, con leucemia, ciegos y otros completamente sanos, hasta los mal llamados de raza, todos pueden tener en común el abandono y el maltrato a causa de nuestra irresponsabilidad como domesticadores que fuimos en su momento, por ello, pensar en la opción de abrir la puerta de nuestro hogar a un animal que ha sufrido y dejarse irradiar por la capacidad invaluable de amar que ellos tienen, debería ser una premisa para todo ser humano. La adopción es, sin lugar a dudas, un acto de amor.

Ñapa taurina: Finalizando esta columna nos enteramos de la anulación que la Corte Constitucional dio a la Sentencia C041 de 2017 que daba un plazo de dos años al Congreso de la República para legislar las corridas de toros y otros espectáculos cruentos con animales. Este retroceso deja a los animales en desventaja frente a aquellos que gozan con el maltrato animal y las infortunadas tradiciones cruentas que deberíamos abolir totalmente para salir del anquilosamiento costumbrista que nos lleva a infravalorar la vida y a admitir la violencia en nuestra sociedad. A sabiendas que no hay garantías constitucionales para los animales en Colombia, queda en los ciudadanos ser “la voz de aquellos que no tienen voz” y pedirle a los legisladores que cumplan su discurso de lograr una Colombia pacífica, que rechace la violencia en todas sus formas y que dé las garantías para que todas las especies que cohabitamos en este país recibamos un tratamiento digno, armónico y respetuoso.

Fundación O.R.C.A
Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio

    La Suma: Mesa de opinión. Todas las voces cuentan