En la jornada electoral del 27 de mayo ganó el favor popular la dupla IVÁN DUQUE y MARTA LUCÍA RAMIREZ; el 2°  quedó a un poco + de 2.700.000 votos lo que da un mensaje incuestionable sobre el sentir del pueblo colombiano con respecto a las diversas propuestas en cuanto a la orientación democrática del ganador versus la propuesta del totalitarismo de estado del 2°.

Posteriormente algunos candidatos y sus partidos se han adherido al ganador, quien desde siempre ha manifestado que ese tipo de adhesiones se harán al programa de gobierno y no deben estar acompañadas de ambiciones burocráticas. Ha sido reiterativo y quienes lo hemos acompañado desde el inicio esperamos que sea una realidad y se demuestre a futuro cuando una vez elegido, empiece a conformar un gabinete de 4 años como lo ha expresado, con gerentes especializados y ejecutivos con conocimientos suficientes que los califiquen como idóneos para la tarea.

En aras de la coherencia ética que debe acompañar a cualquier mandatario no veríamos con buenos ojos que dentro de estas juntancias se permitiese la aparición de camaleones reconocidos que siempre buscan al ganador para cobijarse con su sombra.

En 2 semanas largas estaremos de nuevo acercándonos a las urnas para depositar nuestro voto; definiremos un mandato incuestionable a quien nos está proponiendo la recuperación de un país que cayó en un bache de 8  años (2010-2018) cuando entre 2002 y 2010 pudo vislumbrar un futuro alentador en donde la confianza en las instituciones se acrecentaba y el orgullo de ser colombianos se extendió a gran parte de los habitantes.

Hubo excepciones y es que  cuando se le entrega a una rama del poder público la capacidad de intervenir en nombramientos y en política, le está dando un veneno mortal para, como diría Maduro: “Autosuicidarse” La Justica  está inmersa en un lodazal de corrupción que ha reventado purulentamente cuando salió con fuerza inusitada a la luz pública, esa podredumbre que se denunció en la primera década de este siglo. Los Asencio Reyes, los Giorgio Sale, la Enoteca, las carteras costosas, el “usted no sabe quién soy yo” y todos esos indicios recurrentes sobre esa enfermedad que nos ha puesto en un estado catatónico ante ese fenómeno para el que no hemos encontrado la manera de enfrentarlo y encontrar la cura que indudablemente requiere. Esto a groso modo exige un barajar y volver a dar.

Ahora nos ofrecen la esperanza y la posibilidad de llegar a convertirnos en una sociedad incluyente en donde todos tengamos oportunidades; están invitando a una cosa simple pero de un poder inmensurable cuando nos proponen comportarnos acorde con las leyes o normas de convivencia que hemos definido.

En la comunidad internacional se han establecido unas maneras de medición  para conocer con base en estadísticas y mediciones frecuentes algunos aspectos que inciden en la convivencia y entre ellos mencionaremos dos que en mi opinión pueden ayudar a comprender cuál es el verdadero alcance de la propuesta de legalidad que nos hace Iván Duque.

Los países con mejor índice de desarrollo humano que mide el “tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno” son a su vez aquellos que tienen dentro del comportamiento de sus habitantes un acatamiento convencido de las leyes que los rigen.

Algo para meditar: casi todos no son prolíferos en la cantidad de sus normas puesto que han encontrado preceptos que se inculcan desde niños y se han vuelto  indelebles. Lo que es tuyo es tuyo, mis derechos llegan hasta donde empiezan los tuyos, las cosas de todos hay que respetarlas y cuidarlas, no siempre soy el primero, las excepciones ante la ley no existen, el que la hace la paga y en fin principios y valores eternos que se preservan como parte integral de la cultura.

Si aceptamos esa invitación y encontramos la manera de volver entendible y convincente, lo que por años de santanderismo hemos enredado y convertido en una maraña que solo les sirve a los abogados, podremos en muy corto tiempo retomar el rumbo hacia un país del primer mundo.

Postre: En el Alto de las Palmas, Municipio de Envigado Antioquia, las autoridades están socializando unas intervenciones viales que favorecen a un constructor en especial y afectan a la comunidad en general. Lo dicen abiertamente cuando en los eventos para ese fin afirman que 1/3 de la financiación de las obras lo aporta el constructor y único beneficiado. Una perlita para que los órganos de control del estado investigue. ¿Es legal este tipo de cofinanciación interesada?, ¿Se contradice el principio de que prima el interés general sobre el particular?

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Redacción Minuto30

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