Un camino para la educación gestora de paz

La Educación es el arma más potente para alcanzar la paz. Esta es una frase que se oye a menudo, pero que muchas veces se queda en el plano meramente conceptual, ya que su verdadera acción suele proyectarse en el largo plazo.
La Educación, sin embargo, puede ser una herramienta de construcción de paz sólida y tangible, desde el presente, siempre y cuando plantee el desarrollo de los niños y los jóvenes como gestores de cambio, en lugar de tratarlos como sujetos repetidores de información y consumidores de contenidos.

Para lograrlo se exponen, a continuación, las diez características de los gestores de cambio que la educación debe promover y desarrollar en los niños y los jóvenes:

1. Confianza Creativa: Tal como lo expresa Sir Ken Robinson, “la creatividad es tan importante en la educación como la alfabetización”. Si bien la creatividad es algo innato en los seres humanos, la educación debe inculcar la confianza creativa en los niños y en los jóvenes. Se les debe crear conciencia sobre el valor de sus ideas y de cómo gracias a ellas pueden solucionar problemas en su entorno, al tiempo que generan ecosistemas de paz.

2. Conexión con los problemas de su entorno: La mayor parte de los espacios educativos se encuentran aislados del contexto en que habitan, cuando, paradójicamente, el mundo real está lleno de problemas y oportunidades que impulsan el aprendizaje. No obstante, la educación tradicional prefiere trabajar en problemas teóricos sacados de los libros. Es por esto que los espacios de aprendizaje deben convertirse en laboratorios que creen soluciones para el entorno, con experiencias ricas en aprendizaje significativo.

3. Trabajado en equipo, creación de comunidades, co-creación: Una de las competencias fundamentales del siglo XXI es la colaboración. La paz y, en general, todas las soluciones complejas que requiere nuestra sociedad vendrán de equipos multidisciplinarios. La educación debe volcarse, por lo tanto, al trabajo en equipo en lugar de priorizar el trabajo individual y las pruebas personalizadas (y estandarizadas como PISA y Saber).

4. Actualización constante: Es clave que los niños y los jóvenes se mantengan actualizados sobre las situaciones sociopolíticas de su entorno, así como del estado en que se encuentra el mundo en temas que les conciernen, como la tecnología o cualquier otro aspecto, así mismo, deben hacer parte de conversaciones de interés global como el cambio climático, la geopolítica, entre muchos otros.

5. Capacidad de Comunicación: Los niños y los jóvenes deben ser capaces de argumentar y defender sus ideas o proyectos respetando siempre las ideas y las posiciones de los demás. Sobre ellas, además, deben crear consensos y/o toma de decisiones.

6. Trabajo en espacios no convencionales: Cualquier espacio y cualquier momento puede ser una oportunidad de creación y aprendizaje. Por ello, limitarse a un espacio de cuatro paredes restringe dramáticamente las oportunidades de aprender. En el caso de las soluciones de paz se puede asegurar que no vendrán de salones aislados.

7. Pensamiento de Diseño: Las metodologías del pensamiento de diseño permiten solucionar problemas complejos mediante caminos que lleven las ideas hacia productos y servicios reales. Con el desarrollo de prototipos funcionales, los niños y los jóvenes conocen y aplican estas metodologías, que les permiten desarrollar, entre otros, soluciones para su entorno y, por supuesto, soluciones para la paz.

8. Conocimiento, apropiación y uso de la tecnología: Es fundamental que los niños y los jóvenes pasen de ser Consumidores de tecnología a ser Prosumidores de tecnología. Es decir, que desde muy corta edad se conviertan en desarrolladores de soluciones basadas en tecnología. Las herramientas para hacerlo son casi ilimitadas y muchas de ellas, además, son gratuitas.

9. Diversión: En todo proceso creativo y de construcción de conocimiento la diversión debe estar presente para que el entusiasmo sea constante.

10. Aceptar el error como parte del proceso de aprendizaje: En la educación debe promoverse el hecho de que en las dinámicas de aprendizaje y creación el error se celebre y se entienda como parte natural y fundamental del proceso. Aprender de nuestros errores y de los errores de los demás, así como construir sobre ellos, debe ser uno de los pilares de la educación para la paz. Entender y construir sobre los errores nos llevará a su camino principal: el perdón.

Debemos lograr que la educación salga de su zona de confort. El sistema entero debe salir de ella. Debemos ser conscientes del reto que vivimos como sociedad y realizar cambios sustantivos al respecto. Como dice la Madre Montserrat del Pozo (@Montsedelpozo), “hay que inculcar en los niños la seguridad de que ellos pueden cambiar el mundo” y darles desde ahora, las herramientas y el tiempo para que puedan hacerlo. Debemos hacer que desde ahora ellos sean Gestores de Cambio y Gestores de Paz.

El artículo inicialmente fue publicado en www.eleducador.com
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