Un fin de semana agitado se viene viviendo en el mundo político a costa de las últimas declaraciones, pues muchos son los salpicados con sus candentes testimonios, pruebas filtradas en diferentes medios de comunicación en medio del proceso que se le sigue al congresista Arturo Char y que salpica fuertemente a la casa Char y muy especial a su hermano Alejandro Char, hoy precandidato presidencial por el Equipo Colombia.

Esto llegó como los arroyos de Barranquilla que arrasan y mezclan todo; una composición de romances, compra de votos y abuso sexual. Las denuncias de Aída Merlano parecieran ser un saludo a la bandera y no causan estupor por el tipo de personajes sobre los cuales recaen, pues se habla de uno de los hombres más opcionados a ser el ganador de la consulta por el Equipo Colombia o de la Experiencia. Pareciera ser que hablar de familias, personajes importantes en el país, perdiera relevancia y credibilidad, es casi un desgaste y solo es ganarse enemigos de por vida.

De esta declaración dada a la revista Cambio por la excongresista Aída Merlano, queda una confesión nacional del precandidato presidencial de una infidelidad y de la cual su esposa declara haber superado juntos y que este impasse matrimonial pertenece al pasado.

Álex Char niega rotundamente haber entregado la suma de quinientos millones de pesos a la señora Merlano y haberle dado el espaldarazo político en su aspiración al Senado, pues hacían parte de partidos políticos diferentes y no tenía ningún sentido hacerlo.

Lo más grave en todo este novelón es que se le ha restado importancia jurídica al tema de las denuncias del entramado de corrupción; solo pareciera sobresalir y llamar la atención de los Colombianos el romance de Char y Merlano. Son alarmantes las serias acusaciones sobre cómo se maneja la política en el departamento del Atlántico.

Ella menciona nombres de personajes activos de la clase política costeña. Solo es ir y escuchar su entrevista en la revista Cambio. Pero además lanza esta frase: «Solo es consultar mi libreta para recordar más nombres». Y así estallaría a todo un departamento en lo que sería el más grande escándalo de corrupción en la historia del país en materia de compra de votos en la costa atlántica.

Ahora bien, si pasamos a un tema más humano y que me toca la fibra en lo más profundo de mi ser, y me solidarizo con Aída Victoria Merlano —y de necesitar mi apoyo desde la Corporación Mujeres Valientes se lo daríamos—, es la violación a la que se vio sometida, un asunto que parece no importarle a nadie, un capítulo que para cualquier mujer que ha pasado por él es difícil.

Es que el solo hecho de reconocer que has sido víctima de un abuso sexual ya es complejo y más cuando lo haces en medio de un proceso que tiene de largo lo que tiene de ancho, donde con cualquier comentario malintencionado puede revictimizar a una víctima de abuso.

Como espectadores de una noticia no nos detenemos en ocasiones a pensar qué sentirán los hijos y madre de la señora Merlano. No creo que ellas calcularían, madre e hija, que luego de la famosa fuga protagonizada desde el balcón de un consultorio odontológico, sería violada y que el plan inicial no era protegerla y ayudarla a escapar, sino asesinarla y enterrarla en una apartada finca del Cesar.

Aída Merlano es la mamá de la hoy reconocida instagramer Aída Victoria Merlano, una joven que supo sacarle provecho al escándalo político y judicial de su madre. Hoy no solo impulsa productos por medio de sus redes sociales, sino que además, con sus ganancias, ayuda a causas que la conmueven.

Lo paradójico de la vida es que mientras ella se encontraba en el Chocó ayudando en una causa humanitaria y le contaba a los 2,6 millones seguidores que tiene en Instagram de su labor, por otro lado tenía más eco el amarillismo del novelón que se venía con los nuevos descubrimientos en torno al caso de su madre.

A veces no se entiende cómo no se tiene el mismo eco con causas altruistas, que con un contenido no tan profundo. Pero bueno, esa es la era digital, es el consumismo de las redes sociales y será el tema seguramente de alguna otra columna. Yo sí te aplaudo, Aída Victoria, por tu labor, porque no te dejaste subsumir en un mundo en el que tú no debías pagar por los delitos que no cometiste.

Volviendo al tema inicial, esperemos cómo avanzarán las denuncias que anunciaron tanto Merlano como su abogado, el doctor Del Río, a realizar por los delitos de secuestro, tentativa de homicidio y violación, ver como el gobierno nacional pide la extradición de Merlano ante el gobierno de Venezuela en cabeza del Presidente Nicolas Maduro y así ella retorne al país como debe ser a pagar por sus pendientes con la justicia Colombiana.

Yo empecé ¡ya! a alquilar balcón para ver cómo sigue moviéndose este proceso, sobre todo en lo concerniente a la parte humana de Aída Merlano, una mujer que narra una historia de corrupción política marcada por intentos de suicidio, maltrato psicológico y acceso carnal violento.

Lo importante de este refrito, en un momento político tan importante para nuestro país, es que no esté viciado por las falsas noticias y las declaraciones sean todas sustentadas bajo la verdad, que la intención del voto de los colombianos no se vicie por intereses de países vecinos y que siempre prevalezca la justicia.

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Redacción Minuto30

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