¿Cuándo un delincuente consumado ha reconocido sus delitos? Los narcoterroristas no serán la excepción pues según ellos tenían el derecho para secuestrar, extorsionar y ajusticiar a 522 víctimas reconocidas hasta hoy pero cuyo número nunca se sabrá con certeza. El General Arias Cabrales está preso por 5 supuestos desaparecidos y purga larga condena por un delito incierto; los de los narcoterroristas son ciertos y reconocidos y están disfrutando de las mieles de la corrupción en el congreso.

Continúa el sainete de La Habana con los ¿arrepentidos? dirigentes de la narcoguerrilla declarando ante el Bodrio de la JEP sobre sus secuestros que ellos llaman con el eufemismo de retenciones de personas, parece ser que para ellos el delito nunca existió y aunque reconocen que si realizaron esos secuestros, se justifican y supuestamente asumen sus responsabilidades colectivas y políticas por esos graves delitos de lesa humanidad.

No hablan de reparación ni no repetición y mucho menos de asumir las penas que en la CPI les tienen reservadas. Llegar con pañalera y biberón es como toda esa comedia de la paz; una payasada torpe y cantinflesca más a las que se han acostumbrado con sus trajinar permanente por fuera de la ley que los convirtió en maestros del disfraz y la falacia. Como decimos en Antioquia eso no se los cree ni Juan Vélez.

Similar a esas falsedades aparecen los títulos de muchos simpatizantes, excombatientes, propulsores y dirigentes escondidos de esos grupos de narcoterroristas que pululan en el país, que han salido del closet ahora con el entuerto del acuerdo de impunidad llevado a cabo por el espurio e impuesto en contra de la voluntad popular por unas cortes amañadas, en donde sus fallos tienen la legitimidad del billete del título.

El fulano de la bolsa ha cantado una gran cantidad de títulos que no posee y sus seguidores, ni cortos ni perezosos, se unen a esas prácticas y ponen en sus hojas de vida cartones de seminarios y talleres como si fuesen el resultado de largos estudios. En verdad parece que la profundidad de estos estudios es similar a un caldo de gallina cuya sustancia se sacó de una pluma. Esos individuos creen que pasar por la universidad consiste en asomarse a las puertas de esos establecimientos. Pero siguiendo con la práctica de sus pares narcoterroristas disfrazan la realidad con afeites suficientes que en ocasiones engañan al auditorio.

La gritona en Bogotá, el que se dice Independiente en Medellín, el repitente en Cali y me atrevo a aseverar que todos esos candidatos de los partidos simpatizantes y propulsores que apoyan el cuento de la paz, tienen dentro de sus hojas de vida más falsedades que el billete de 3 pesos, pero hay incautos que les copian y depositan su voto por esa falacia.

Igual sucede con aquellos que promocionan su transparencia. Esta cualidad no hay que cantarla y mucho menos promocionarse como su adalid; su calidad se ve en la vida y el comportamiento del individuo y quien en verdad está limpio no tiene necesidad de divulgarlo, esto salta a la vista.

Hay un candidato a repetir gobernación que tiene demasiadas opacidades y relaciones no explicadas con fulanos con hedor a cebolla. Sobre él y sus actuaciones como mandatario tanto en gobernación como en alcaldía hay demasiados rumores que nunca se han dilucidado y desvirtuado y si el pueblo es previsor y prudente nunca elegirá personas cuyo pasado tiene tanta oscuridad.

Lo mismo sucede en Envigado que tiene una hegemonía liberal desde hace 49 años y sus funcionarios, incluidos el alcalde, los secretarios de despacho y demás trabajadores, se han acostumbrado a gobernar como reyezuelos que aplican la norma de manera selectiva y acorde con el engrase, sus simpatías o filiaciones políticas. Allí el favor y la excepción son para el amigo, el aportante a los bolsillos del funcionario, el copartidario o el afín, mientras las restricciones son tajantes para quienes no comulgan o no pertenecen a esa gran confabulación de poder que se apoderó de la administración del municipio.

Hasta los organismos de control están inmersos en ese juego de corrupción galopante.

Postre: hay muchos billetes de 3 pesos en estas campañas y lo peor, asentados en corporaciones públicas, estamentos nacionales, departamentales, municipales, juzgados, cortes y consejos de estado y en fin en todo el aparato estatal sin descartar claro está, el sector privado en donde es más importante el éxito que la decencia.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio