No puedo terminar este año 2017 sin rendir un sentido homenaje a la obra, María, del escritor colombiano Jorge Isaccs, publicada por primera vez en 1867, hace 150 años. Sea este el momento para traer a la memoria a mi madre, quien en vida llevó el nombre de María, no tuvo ningún otro nombre, simplemente María.  En mi ya larga existencia, no vejez, me he caracterizado por respetar los puntos vista de los demás y, la verdad no polemizo nunca cuando de gustos se trata, pues hay a quienes les gusta lo dulce y otros lo salado, algunos prefieren colores vivos a otros les gustan oscuros, en fin… Digo lo anterior porque a mí me gustaría que todos estos clásicos volvieran a ser leídos en nuestras aulas escolares, como disfrutarían nuestros adolescentes estas historias de amor. Cuando recogieron la historia, como asignatura de los currículos escolares, desafortunadamente, también barrieron con la literatura clásica, para darle paso a los textos de autoayuda y otras cosas más.

Retomando el homenaje planteado inicialmente, quiero decir que en el argumento de la novela sobresale Efraín, quien a sus escasos siete años participa de la llegada a su casa de una hermosa niña, huérfana de madre, procedente de Jamaica.  Como la niña era de origen y padre judío, debió cambiarse el nombre de Esther, por el de María, un nombre más sonoro en estas tierras y, además acorde con las costumbres cristianas.  En aquel hogar la niña compartiría el cariño y el afecto de sus protectores, en medio de espacios patriarcales y placenteros, donde la contemplación del paisaje se mezclaba con las costumbres de las labores femeninas.

En ese ambiente colonial, el alma de María, demanda el amor de Efraín, pero como en esos amores imposibles, similar a Romeo y Julieta de William Shakespeare, los tropiezos y las circunstancias hacen que los momentos de amor de aquella pareja enamorada sean pocos pero muy placenteros.  Enamorado en silencio de María, Efraín sufre y se atormenta al saber que Carlos, un joven apuesto de la aristocracia criolla, anuncia visita a la casa para pretender formalizar un noviazgo con María. Debe saberse que en aquella época los romances no eran usuales, ya que los matrimonios se hacían por conveniencia y, más en las clases altas donde había la necesidad de cuidar las fortunas y conservar el linaje. Ante semejante dolor, Efraín se aleja de la casa y, solo regresa cuando logran convencerlo que María ha rechazado por completo cualquier relación con Carlos, aceptando y vociferando que a quién ama es a él.

María sufre y se desespera al saber que Efraín debe regresar a Londres a terminar sus estudios, ah, una vez más la separación hace que aquella joven pareja sufra y viva las angustias de amarse en la distancia. María sabe que está enferma y no puede sustraerse a la idea que al igual que su madre murió siendo muy joven de epilepsia, ella también en algún momento podrá morir. El amor es tan grande que la fatiga y el agobio desaparecen sólo al lado de Efraín, pero, ante su ausencia el dolor físico y pasional se incrementa dejando huellas profundas en todo su ser. Avisado Efraín del delicado estado de María, éste no duda un momento en regresar, la angustia y el desespero se apoderan de él, fue así como cargado de ilusiones por ver a María y compartir la vida a su lado, sus esperanzas decaen al llegar a casa y ver a su madre y hermana vestidas de luto, lo que para él se traduce en haber llegado tarde, así fue, el lecho de María estaba vacío ya, María había partido a ese viaje sin regreso repleta de amor. El mayor tormento de Efraín en su resto de vida fue no haber estado al lado de María en su enfermedad y sobre todo en sus últimos suspiros. Bueno, no pretendo contar toda la novela, sino dejarlos antojados de leerla, en verdad una obra maravillosa.

Para algunos, la importancia de la novela no radica en el romance de dos jóvenes enamorados, sino en esa forma poética y bien descrita de los paisajes y lugares donde se vivieron las costumbres de la época, aquel siglo XIX de la Colombia minera y agraria, donde se explotaban los campesinos y se esclavizaba a los niches (negros) traídos del África. La verdad, es importante que se retome la literatura colombiana y que las futuras generaciones conozcan y aprendan de la historia de este país.  Termino diciendo que esta es una de las obras literarias mejor calificadas dentro del género del romanticismo latinoamericano y, que no puede desconocerse que esta tierna historia de amor conmovió a propios y extraños en el siglo pasado y aún hoy sigue siendo leída y reconocida en el mundo entero.

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Redacción Minuto30

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