Es vergonzoso por decir lo menos, el trato que le vienen dando los medios entregados a la pauta oficial a las diversas actividades de protesta que se realizan en el país.

El paro cívico en el Chocó, un territorio abandonado y en ocasiones excluido por el gobierno asentado en el centralismo cundiboyacense y para cuyos funcionarios Colombia llega hasta Soacha, es motivado por la inmensa corrupción y el robo continuado a los pocos recursos que se les asignan y que históricamente han sido desviados hacia bolsillos de particulares. Sí los organismos de control cumpliesen con su cometido y la filosofía con la que se crearon muy posiblemente tendríamos al Chocó como una de las regiones más prósperas del territorio nacional. Es rico en aguas, bosques, metales, pesca y sus tierras costeras son un paraíso para el turismo pero allí todo se pierde. Hasta hace muy pocos años el impuesto al turismo en uno de sus municipios se cobraba EN EFECTIVO Y EL RECIBO ERA ELABORADO EN UN TALONARIO DE RIFAS DE COLEGIO DE LOS AÑOS 60. ¿De quién sería ese negocio?

En Buenaventura se han mantenido en protestas frecuentes y allí van funcionarios del gobierno central a prometer para incumplir y parece que a los gobernantes de ese territorio se les convirtió en un dolor de cabeza que pretenden aliviar con aspirinas cuando es un cáncer terminal el que tiene agonizando al puerto más importante que hay en el Pacífico Colombiano. Allá hay de todo y nadie es capaz de meterle el diente para ordenar e imponer la ley. Mafias de diverso tipo, narcotráfico, contrabando, trata de personas, casas de pique, y en fin todas las aberraciones y los delitos que se pueden cometer se hacen presentes en una zona que no merece este destino pero que, por desidia de las diversas autoridades, se generó una situación inmanejable con medidas normales. Allí se requiere de una presencia apabullante del Estado en toda su dimensión. Eso es tierra de nadie como lo ha sido Tumaco.

No es con paños de agua tibia como se tratan estas enfermedades catastróficas que ha originado la corrupción que permeó en primer lugar a los organismos de control. Allí se investiga al que no paga la coima y los demás andan muy orondos con la tranquilidad que les da el compartir el dinero fácil para comprar “la honradez” ante la opinión pública que engañada los sigue eligiendo o considerando probos. De esos Honrados “líbranos señor”.

El paro de Fecode, el Inpec, los trabajadores estatales y ahora el anuncio del apoyo de algunas centrales obreras van oscureciendo el panorama y volviendo turbio al porvenir. El Gobierno del espurio deja que las cosas lleguen a puntos de no retorno y cree que la inacción es la solución a las múltiples dificultades originadas por su ineptitud e incompetencia.

El crecimiento de los cultivos de coca se debe exclusivamente a la irresponsabilidad de los funcionarios del estado que prefirieron dar gusto al narcoterrorismo, en vez de realizar las acciones necesarias para atacar esa expansión. Menuda tarea le dejó Trump al Espurio: Acabar con el negocio de sus compinches y este como todo lo que hace, pretenderá engañar y mentir como lo acaba de hacer el payasito al decir que en estos días, se han erradicado 15.000 hectáreas de plantaciones de coca. Estamos en manos de unos tontos de capirote que se creen sus propias mentiras o, quieren tapar el sol con los dedos.

Una pregunta final: ¿Quién financiaría los estudios en contra del Glifosato? Este producto se usa con frecuencia en otras latitudes con resultados muy positivos como herbicida. En esto debemos buscar quienes se benefician con la supresión de las fumigaciones y por ahí podremos enrutarnos hacia los financiadores interesados.

Quien pone el dinero pone las condiciones y muy seguramente para este lucrativo negocio de la coca era imperativo buscar la manera fácil de protegerlo, esta se consiguió generando un fantasma de toxicidad dudosa y creada la duda se daña el producto. Tácticas muy usadas en publicidad y competencia desleal.

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Redacción Minuto30

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