Podrá haberse dado cuenta el asiduo lector de esta columna semanal que poco me interesan los aburridos temas económicos y políticos. Mis escritos suelen referirse a las míticas, misteriosas y tiranizantes pasiones humanas, que conmueven más mi espíritu y mi alma que las transacciones bursátiles o las intrigas y corruptelas políticas, solo me ocupo de leer y escribir sobre aquellos aspectos humanos que me interesan para el buen vivir, espero que al menos algunos curiosos de mis escritos tengan similares gustos a quien esto comenta.

La vida cotidiana de mujeres y hombres en su penas y dichas, tristezas y alegrías, el viaje interior hacia la condición humana me conmueven y suelen ocupar mi mente. Por ello el insigne profesor italiano; Enrique Altavilla, es uno de mis autores preferidos en psicología y psiquiatría.

El mencionado autor ha sido un referente profesional, tanto en estos temas como en los de derecho penal y en la vida de las naciones europeas. Unos de sus textos por el que siento predilección es Pecado y Virtud que conjuntamente con Suecia, Infierno y paraíso, son libros de una inmensa riqueza sobre las costumbres sociales, preferentemente sexuales de la Europa de la postguerra. Hace medio siglo que el maestro publicó en italiano el primero de los libros mencionados.

En sus páginas se adelanta lo que sería la sexualidad de la antañona Europa de mediados del siglo anterior. Nos pasea el autor por las libertinas y eróticas naciones como Francia, Dinamarca, Suecia, sin olvidar la conservadora sociedad británica.

Superada la triste y aburrida era victoriana y la entrega de los placeres pudo advertirse en sus concurridos pubs, teatros y otros lugares de esparcimiento.

La Inglaterra que condenó al gran poeta y erotista estelar Oscar Wilde, sucedió a una sociedad hedonista y libertina y el Hyde Park, el escenario público londinense donde algunos ciudadanos exponen públicamente sus ideas, gustos y emociones, como lo hacen algunos fanáticos religiosos en el parque Bolívar de Medellín, lo que llevó al gran escritor a sugerir que había una nueva Sodoma y Gomorra en estos modernos tiempos, tal vez con razón advirtió el ensayista ítalo que la obsesión por el sexo puede llevar al ocaso de la civilización y nos hizo caer en la cuenta que el Eros griego y de otras culturas antiguas se recuperaría en siglo XX.

Pocos dieron importancia a estas dos excelentes ideas sobre el placer y la sexualidad: “la mujer se ha convertido en la sufragista del amor físico, en sindicalista del placer”, y la segunda conclusión de una lectura profunda es bastante diciente y digna de ser analizada en profundidad y con detenimiento: “la verdadera bomba atómica está dentro de nosotros, la energía sexual es más poderosa que la nuclear”.

A partir de estas dos brillantes ideas sobre la sexualidad podemos explicar por qué un Stalin, un Hitler y otros dictadores y despiadados asesinos en serie mataron a millones de personas. También nos sirve para comprender cuántos reprimidos y neuróticos psicópatas sexuales cometieron tantos crímenes, como guerrilleros o paramilitares, en el conflicto de más de medio siglo en Colombia.

Un hombre satisfecho y feliz con su sexualidad con seguridad no es un despiadado asesino con motosierras u otros macabros métodos. Es sano mental y espiritualmente expresar física y verbalmente los deseos y fantasías sexuales, si todos lo hiciéramos no habrá tantos desmanes.

En buen momento, la revista Semana de mediados de 2019, publicó un interesante artículo sobre la importancia de la actividad sexual frecuente para la conservación de una buena salud.

Me agrada y sorprende, por lo anterior, conocer otra faceta de nuestro libertador Simón Bolívar, distinta a la guerrera que nos enseñaron en las aulas. Eduardo Lozano Torres en su libro escrito hace 4 años. Bolívar mujeriego empedernido, nos recrea en el héroe de las camas, en el Don Juan frenético, en el Casanova incansable, en el erotista insaciable; a mí gusto es la más bella imagen de quien es apenas tenido por la historia como un implacable guerrerista. Casi como un sátiro e insaciable lujurioso es presentado el famoso caraqueño.

Desde su primeros años mozos llevaba al lecho primas atractivas, viudas desenfadadas y mujeres de diferentes condiciones. Torpes y miopes biógrafos y críticos nos han vendido la imagen de nuestro poeta paisa, Porfirio Barba Jacob como un vulgar homosexual, no es cierto, una entrevista difundida por Víctor Bustamante en la feria del libro, cuenta amoríos con mujeres y nos sorprendió describiéndose como poliédrico sexual, es decir, que en la conservadora Antioquia del siglo pasado, se adelantó a los defensores de la diversidad sexual.

Exalto también al multimillonario metrosexual y excelente profesional del fútbol, el portugués Cristiano Ronaldo, quien merecidamente por sus dotes y virtudes como su férrea disciplina, es el prototipo de estrella del balompié, que se declaró ferviente practicante del sexo, prioritariamente por sus más de dos docenas de automóviles de alta gama.

En suma, no es de criticar al abdicado rey de España, Juan Carlos de Borbón, que en su interior la ardiente y libidinosa sangre de sus ancestros y en el ocaso de su vida parece haberse reconciliado con la reina Sofía después de haber compartido lecho, según la prensa española, con 1500 mujeres, la mitad del gran cantante pero fanfarrón mujeriego irreductible Julio Iglesias, a quien se le atribuye una cifra superior a la del eximio Giacamo Casanova.

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Redacción Minuto30

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