El título de este artículo, lo digo con plena conciencia de patria y con autoridad moral, porque hablo en calidad de soldado bachiller del sexto contingente, ingresado el 5 de diciembre de 1997, Batallón de infantería Nº 32, Pedro Justo Berrío.

A nuestro Batallón y al servicio, llegué cargado de ilusiones y expectativas, porque quería vivir la experiencia de ser un soldado colombiano y prestar el servicio a la patria. Estuve 12 meses allí, entendiendo y comprendiendo la realidad de mi país; fortaleciendo los valores adquiridos en mi hogar, ajustando el carácter y ampliando conocimientos. Esa formación me ha sido fundamental para entender la vida; necesaria para forjar un carácter, una disciplina y un compromiso para vivir, actuar y trabajar en sociedad y para la sociedad. Con este precioso bagaje, adquirido en ese Batallón y en ese servicio, con pleno conocimiento de causa, invito a los jóvenes colombianos a decir ¡sí a la prestación del servicio militar! Sin duda, él es una escuela de formación para la vida y una forma de retribuir nuestra esencia de colombianos a la patria.

También lo digo en mi condición de Alto Comisionado para la Paz y Consejero Presidencial para la Seguridad Nacional, con plena confianza en las instituciones y reafirmando que el servicio social obligatorio, es una escuela para incorporar las bases de una sociedad segura y en paz. En concreto, la Constitución de 1991 dispuso que: “(…) todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan para defender la independencia nacional y las instituciones públicas”, pero más que obligación es un aprendizaje y un honor.

Es el momento de fortalecer las instituciones; de hacerlas muy cercanas a la comunidad. Quienes creemos en la democracia, desde lo público o lo privado, debemos hacer una invitación decidida, firme, para que nuestros hijos asistan a las convocatorias, a prestar el servicio militar como un servicio a la patria; y entendido no sólo como un deber legal, sino también como una gran oportunidad de hacer parte del ejército de Colombia, de la Policía Nacional o de sus distintas instituciones llamadas a preservar y defender nuestra democracia.

Recordemos que no todo el que llegue a nuestra fuerza pública está obligado a empuñar un arma; también tiene la opción de desempeñar oficios altamente requeridos por la sociedad, como lo es el trabajo pedagógico, en las áreas de salud, de educación, de vivienda, y otras que se ofrecen a profesionales de distintas disciplinas, en las que nuestro ejército trabaja de la mano con las comunidades.

La ley 1861 de 2017, avanza más allá del terreno del honor de servir a la patria, y agrega mayores beneficios a los ciudadanos. Es un paso muy importante para que el servicio militar obligatorio sea una oportunidad y una alternativa interesante: por ejemplo, garantiza a todos los que presten el servicio militar durante 18 meses, un cupo en el SENA; los reservistas de Primera Clase podrán acceder a cualquier programa que deseen de formación técnica y tecnológica y podrán estudiar durante la prestación de su servicio militar, así como la opción de capacitarse académicamente.

El tiempo de prestación de servicio militar ahora será computado en los fondos de pensiones públicos y privados; habrá una sola modalidad de soldado, y amnistías para los remisos. A estas ventajas, añadimos la posibilidad que se tiene en Colombia de recurrir a la objeción de conciencia frente a la prestación del servicio militar obligatorio; ello constituye un desarrollo de los derechos a la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento y la libertad de adoptar una religión.

Que no sean los padres de familia quienes desestimulen a sus hijos; que no sea la información errónea o tergiversada, así como la objeción de conciencia usada como argucia, mampara o escudo, lo que lleve a nuestros jóvenes a rechazar el honor y la oportunidad de servir a la patria y formarse como hombres con carácter, capaces de decidir el futuro personal y el rumbo de la patria.

Siempre, y en todo caso, defender el uniforme, defender las instituciones de Colombia, es defender la democracia, y no estamos de acuerdo con quienes amparados en, supuestamente liderar la institucionalidad, escondidos en la oferta democrática de una elección popular, quieran pretender la desinstitucionalización de Colombia. ¡El que lo entendió, lo entendió!

Invito a nuestros jóvenes, a sus padres, para que le digamos: ¡Sí al servicio militar obligatorio!, como asunto de oportunidad y de honor ante la patria.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio

    La cocina de July: Lomo de cerdo en salsa agridulce.