Normalmente, por esta época, son muchas las personas que hacen un balance de lo realizado durante el año y comienzan a plantearse una serie de cambios en distintos aspectos de sus vidas, que van desde cambiar el temperamento, hasta ahorrar parte de sus ingresos e implementar hábitos alimenticios y adoptar el ejercicio como algo más constante, así muchos de estos deseos no se cumplan, como suele ocurrir, porque la fuerza de voluntad no les da para tanto o sencillamente el tráfago de la vida o el quehacer cotidiano tampoco se los permite. Otros, dan gracias por todas las cosas que recibieron en el año que queda atrás. La verdad es que ser agradecidos con la vida, con todo lo que tenemos y hemos obtenido, es algo que debemos tener claro todos y cada uno de los días que pasan que seguimos con la existencia.

Me permito recordar unos pasajes de la canción “Gracias a la vida”, interpretada por la fallecida cantante argentina, Mercedes Sosa, que en mi parecer sintetiza lo que aquí se quiere transmitir: “Gracias a la vida que me ha dado tanto, me dió dos luceros que cuando los abro perfecto distingo lo negro del blanco y en el alto cielo su fondo estrellado. Me ha dado la marcha de mis pies descalzos, con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos y la casa tuya, tu calle y tu patio. Me dió el corazón que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano, cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros”.

Pero no es suficiente con darle gracias a la vida o a Dios o a quien se quiera y pare de contar, la mejor manera de ser agradecidos es dando, es ser generosos, aunque es una cualidad que en mayor o menor medida y en cualquier momento debemos tener los seres humanos que estamos en condiciones de brindar o de ayudar con algo, las fechas de navidad y el año nuevo son muy propicias para darle un juguete a uno o varios niños, un mercado a una familia que lo necesite, los útiles escolares a una persona que no esté en condiciones de adquirirlos, y en fin, hay un sinnúmero de acciones que podemos desplegar para retribuir en algo tantas cosas que hemos conseguido (salud, empleo, formación universitaria, familia, amigos, etc.) y de paso hacerle alegre un momento a una persona o a una familia necesitada. La solidaridad es una virtud moral que ha acompañado al hombre desde épocas muy antiguas y ha permitido que las sociedades se ayuden, se apoyen unas a otras con el fin de superar dificultades y lograr grados de avance y civilización como los conocemos hoy.

Ojalá este sentimiento estuviera más presente y arraigado en la vida de más personas, ello serviría para cerrar así sea un poquito la brecha que separa a unos segmentos sociales de otros.

Feliz y próspero año nuevo.

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Redacción Minuto30

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