El pasado 9 de abril, por fin, tuvo lugar la tan anunciada cumbre virtual de la Organización de la OPEP +. Se trataba de deshacer los pasos de la confrontación a la que había conducido el desencuentro entre Arabia Saudita y Rusia, que había provocado una guerra de precios que los había llevado a mínimos históricos de US $22.71 el barril de la referencia BRENT el 31 de marzo, su más baja cotización desde noviembre de 2002, un descenso del 69% en los últimos 12 meses.

Pero esta no fue la única causa de la destorcida de los precios del crudo, sino que la trifulca entre la OPEP y Rusia se vino a sumar a la menor demanda de crudo a consecuencia del freno al crecimiento de la economía global que se derivó de las medidas draconianas que tuvieron que tomar los países para enfrentar la pandemia del COVID-19.

Tanto más en cuanto que las previsiones sobre el crecimiento de la economía global en lo que resta de este año y el entrante son muy pesimistas; lo ha dicho la Directora del FMI Kristalina Georgieva, “hemos entrado en una recesión igual o peor que la del 2009”.

En un hecho sin precedentes, el precio del petróleo WTI, se hundió hasta situarse por debajo de su piso, cotizándose a – US $37.63, experimentando una caída de US $55.90 con respecto a su cotización el pasado viernes. El Acuerdo alcanzado llegó tarde, porque la guerra de precios declarada entre la OPEP y Rusia, tras la ruptura del Pacto de cuotas contraído con antelación, había dado lugar a una inundación del mercado de crudo.

Como era de preverse, a pesar de retirar del mercado a partir del mes de mayo 10 millones de barriles/día, que podrían llegar a ser 20 millones de barriles/día si sumamos lo que restan Venezuela, Irán y Libia, más lo que por la inercia de los precios está dejando de exportar EEUU, cuya oferta en un 52% depende del fracking,  los precios no iban a detener su curso hacia abajo marcado por los fundamentales del mercado.

En efecto, el año anterior el cartel de la OPEP + había logrado sostener  artificialmente los precios del petróleo de la referencia BRENT hasta cerrar el año alrededor de los US $64 el barril, mediante un recorte de su oferta.

Pero, ahora el escenario es otro, la virtual parálisis del aparato productivo a nivel global, a consecuencia del confinamiento dispuesto por las autoridades para contener la pandemia del COVID 19 ha reducido la demanda en 30 millones de barriles/día, razón por la cual después de haber acordado restringir la oferta los precios en lugar de subir bajaron.

Pero, lo acaecido con los precios del crudo de la referencia WTI no tiene antecedentes ni parangón en la historia de la industria del petróleo, por primera vez desde que se llevan registros los productores han terminado pagándole a sus clientes para que retiren el petróleo.

Son varias las razones que explican tan inusitado escenario. En primer lugar la sobreoferta persiste, en segundo término el anuncio del FMI de su previsión de una recesión de la economía global este año del 3% desalienta aún más la demanda, los depósitos en tierra y mar de crudo están rebosados y los contratos de futuro de WTI que sirven de referencia para la formación del precio del Texas vencían esta semana para entrega en mayo.

Es de anotar que los “barriles de papel”, que es como se denominan los volúmenes que se transan en los mercados de futuro en las bolsas de los commodities, superan ampliamente la producción real y sus precios son los que sirven de referencia.

A diferencia del crudo de referencia BRENT, que “sólo” había bajado hasta los US $25.59, el desplome del WTI lo precipitó el rebosamiento de la capacidad del terminal de Cushing (Oklahoma, sur de EEUU), que no da abasto para almacenarlo. Según la Agencia Internacional de Energía el Medio Oriente, lo mismo que Europa, tienen limitaciones de almacenamiento de crudos, pero todavía tienen margen de maniobra.

Por lo demás el vencimiento de los contratos a futuro del BRENT sólo vencen en junio, cuando se espera que el desacople entre la oferta y la demanda sea menor. A pesar de todo, el precio del crudo WTI arrastró en su caída al precio del BRENT, el cual cayó hasta los US $20.36 el barril, su más bajo precio desde 2001; pero, de no haber una señal de una pronta reactivación de la economía global,  podría repetirse con el BRENT lo acaecido con el WIT.

Volviendo a los precios del crudo WTI, esa caída del 305% del precio con respecto al pasado viernes es algo que nunca se había visto, en donde las empresas poseedoras de los contratos a futuro que se vencen, para desencartarse, le pagan a sus clientes para que retiren el crudo desde sus campos de producción, porque le resulta más costoso almacenarlo, dada la especulación por parte de quienes tienen contratada la capacidad de almacenamiento.

Prefieren rematarlo porque a corto plazo no se vislumbra un repunte de la demanda, toda vez que también las refinerías tienen sus depósitos en el límite.

De todos modos, en perspectiva, los precios del crudo WTI y del crudo BRENT correrán la misma suerte, afectados como están y van a estar por largo rato por el letargo de la economía global y en el mediano y largo plazo la suerte está echada, toda vez que la tendencia a la baja se mantendrá, esta vez por cuenta la mayor contracción de la demanda que traerá consigo la Transición energética desde las energías de origen fósil, contaminantes del medioambiente, hacia las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) y limpias.

Se estima que la participación del petróleo en el consumo total de energía pasará del 37.5% actual al 22% en 2050. Por lo pronto, Colombia tiene el consuelo que el precio de referencia de la canasta de crudos que exporta es el BRENT y no el WTI, pero el futuro es incierto.

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Redacción Minuto30

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